La excusa de la libertad de expresión

Los terrícolas creen que todas sus opiniones son válidas, y aunque esto ya venía desde hace unos años, no fue sino desde el 2020 con la pandemia mundial que ahora todos creen que son una fuente de información infalible para todo lo que exponen en las redes sociales.

"Todo el mundo puede decir lo que quiera porque existe la libertad de expresión”, eso es exactamente lo que dicen todos, y eso supone un beneficio. Pero que todo el mundo puede decir lo que quiere es precisamente una gran desventaja.

Cualquiera puede darte su opinión sobre alguna guerra, pero si les preguntas qué han estudiado, te dicen que no se han graduado de la secundaria.

Les preguntas si han estado en la guerra de Ucrania, y te dicen que no, pero te quieren dar su opinión.

Nadie sabe cómo cayó la Unión Soviética, pero insisten en que su opinión es verdadera.

El gran problema de la democracia es que las personas laicas dicen: —Mi opinión es tan válida como la de cualquiera.

Y entonces vemos que son personas necias, engañadas, o simplemente están confundidos, pero para cualquiera de los tres casos, todos carecen de conocimiento verás, o son profundamente ignorantes de lo que hablan.

La verdad es que todos tienen la misma libertad que cualquier otro de dar su opinión, y claro que esto es factible porque en los estados democráticos el ciudadano es el soberano. Entonces, todos tienen la libertad de dar su opinión, pero no todas las opiniones son tan válidas como las de cualquiera.

Debemos que entender la verdad es una, lo demás son solo opiniones.

Esto es fácil de interpretar.

Un presidente desea fundar un nuevo conjunto residencial, pero entonces le pregunta a un terrícola de buen corazón que solo llegó al cuarto de primaria dónde debe fundarse la residencia, sencillamente su opinión queda totalmente invalidada si el mismo presidente le pregunta al topógrafo, al ingeniero civil, y al arquitecto.

Tu opinión no es tan validad como la de cualquier otro. Solo tienes la libertad de expresarte.

Y por supuesto que el terrícola que solo tiene el cuarto de primaria tiene toda la libertad de dar su opinión, pero no hay que tomarla en cuenta porque carece de los conocimientos necesarios.

Pero si aparece otro terrícola más especializado que el anterior y tiene dos doctorados, uno en Letras y Filosofía y otro en Psicología, y recientemente consiguió su última especialización en Ingeniería en Telecomunicaciones, pues tampoco se le toma en cuenta su opinión aunque haga uso de la libertad de expresión.

Debido a esta era posmodernista en la que nos encontramos, tenemos una ola progresista que enseña que cualquier laico puede opinar sobre lo que sea, y ser tomado en cuenta. Y despotrican sobre el mérito llamando a los más preparados de tecnócratas, pero lejos de ser malo es lo más eficiente.

La tecnocracia implica que para cada función a ejercer tiene que haber un técnico debidamente preparado. Tiene que ser un experto a la responsabilidad que se le asignó, no un laico que improvise qué es lo que más conviene, solo porque él supone que u opinión debe ser tomada en cuenta como la de cualquier otro.

Pero lamentablemente la sociedad de ahora cree que eso está mal.

• ¿Quién tiene que hacer los estudios demográficos de un país? El Licenciado en Sociología.
• ¿Quién tiene que decidir sobre las cosechas? El Ingeniero en Agricultura.
• ¿Quién tiene que decidir sobre la construcción de edificios? El Ingeniero en Construcción Civil.

Pero lo que vemos son terrícolas que se reparten los cargos: primero fue secretario presidencial, después ministro de agricultura, luego, ministro de viviendas. Y entonces preguntas qué sabe ese terrícola, nada, solo es un político oportunista.