La tecnología avanza a pasos agigantados, y cada vez más abarca áreas y tareas comunes de nuestro día a día; tal es el grado de avance hasta nuestra alimentación ha sido tocada por esta revolución; pues ya existe la primera carne que no proviene de ningún animal.

Después de mucho tiempo de experimentación, se ha logrado crear carne artificial sin antibióticos ni hormonas con el fin de combatir la deforestación y el cambio climático que genera la actividad ganadera.

Se sabe que en la actualidad, el mundo enfrenta una emergencia climática, la cual en un alto grado es producto del proceso para la obtención de nuestra dieta; pues, se ha determinado que la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero es procedente de cría y procesado del ganado. De igual modo, la ganadería utiliza el 80% de la superficie agrícola del mundo y se consume gran parte de la producción mundial de cereales.

Otro elemento importante es el ahorro del agua, ya que la producción de carne consume el 10% de los recursos hídricos del planeta.

Haciendo frente a dicha emergencia alimenticia y ambiental, la carne artificial creada en laboratorio se ha comenzado a visualizar como una opción de futuro; una carne de buen sabor, la cual no requiere el sacrificio de algún animal, donde además se elimina la tala de árboles para sembradíos de la soja con la que se alimenta al ganado industrial y en la cual no se necesitan grandes cantidades de agua ni diesel; es decir, una proteína sin muerte y que no consume los cada vez más escasos recursos.

Las empresas encargadas de la creación de este tipo de carne, parten de las células madres de las vacas, para generar toneladas de fibras musculares en laboratorio. De cada célula madre de este animal logra obtenerse hasta 10 toneladas de carne en un entorno eficiente que reduce la cantidad de tierra necesaria, el agua dulce y la energía.

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De igual forma han logrado realizarse este proceso de cultivación in vitro, utilizando células madres de pollo, cerdo y otras especies de animales.

Pero, en este sentido, es importante preguntarse si ¿es más ético y ecológico un proceso productivo que basado en extraer células vivas de un animal para que se desarrollen en un entorno de laboratorio, en el que por lo general se utilizan mayores factores de crecimiento como el suero fetal bovino, que la ganadería tradicional para producir carne?

Lo importante señalar que es pese a las bondades que este proceso pudiese ofrecer a la población, la carne en su estado natural, es un alimento insustituible que aporta un gran número de nutrientes, en especial, sus proteínas, que son de alto valor biológico; por lo que contienen todos los aminoácidos que necesitamos ingerir a través de la dieta.

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A pesar de todo el proceso tecnológico, que busca preservar las propiedades de la carne, y aunque muchos aseguran que en el futuro se consumirá en mayor grado la carne artificial; hay que recordar que la carne en su estado natural, es mucho más saludable, y ayudan a mantener la masa muscular esquelética, y son altamente biodisponibles, lo que hace que se asimilen tales nutrientes y se cubran las necesidades del organismo.

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