Hoy hallé este interesante concurso en el que nos invitan a hablar de nuestro juguete preferido. Y aunque ya muchos la conocen, porque no es la primera vez que les hablo de ella, me permito presentarles a Carolina, mi eterna amiga:

Carolina llegó a mi vida cuando yo tenía 10 años. Siempre había soñado con tener una muñeca grande que cantara y hablara. Casi todas mis amigas tenían una, menos yo. Ya tenía dos años pidiéndole este regalo al Niño Jesús, pero debido a los problemas económicos de este la espera se prolongó más de lo esperado. Aún recuerdo cuando la vi. Era de madrugada, me desperté el 25 de diciembre de 1983 y la encontré al pie del árbol. Como la había soñado. Con sus ojos de cielo y mar. Cantaba canciones infantiles, y decía: "Mami, te quiero mucho". A veces siento que canalicé mi instinto maternal a través de ella, pues cuando me hice adulta decidí no tener hijos. A ella la cuidaba, la bañaba, la vestía y la sacaba a pasear todos los domingo.

Cuando me hice adolescente la convertí en mi amiga, le contaba mis conflictos internos, representaba mi desahogo. Yo vivía con mi hermana y casi no salía de casa, de modo que se convirtió en mi hija y en mi amiga. Cuando me fui a estudiar, ella se quedó con mi hermana, pero cuando me gradué y compré mi casa la vine a buscar. Siempre ha estado conmigo.

En la primera foto le estoy celebrando sus 39 años, diez menos que yo. Me gusta que los niños la abracen y que no le tengan miedo, ya que en muchas películas de terror las utilizaron para aterrorizarlos.