Dos reflexiones sobre José Saramago

in Comunidad Latina4 years ago

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Saramago en ciertas obras me remite al vacío. Era un momento de mi vida donde simplemente los proyectos no avanzaban, un momento en el cual no era claro si terminaría la universidad y no había mucho que hacer, por lo que podía darme el lujo de seguir leyendo. Recuerdo esa época en 2007 donde aún se encontraba vivo y gozaba de mucha popularidad, vigencia que con el paso de los años se ha visto mermada. Ese desasosiego por la falta de un futuro claro, pero no tenso, se veía reforzado por las reflexiones del autor portugués que veía con gran escepticismo y tristeza el futuro. Nadie podía preveer que la siguiente crisis del capitalismo se daría junto con el estreno de la película de Meireles de Ensayo sobre la ceguera, película que por cierto era y sigue siendo irrelevante.

Supongo que dejó en mí una fuerte impresión Todos los nombres. Era tal la soledad de don José, rodeado por el privilegio de poder husmear a su antojo el archivo del Registro Civil, imaginando y jamás conociendo la multitud representadas por sus actas de nacimiento y muerte. Enamorado del nombre de una mujer cuyo registro ha llegado por casualidad a sus manos, rompe por primera vez el delicado equilibrio que mantiene su felicidad para aspirar a una aventura que no es feliz. La pequeña rebeldía de don José contrasta con su inmensa pobreza, apenas sobreviviendo en un mundo burocrático del que depende y que lo trata como basura. Nos conmueve la exposición de sus sencillos sentimientos, pero dejando claro en todo momento que al final nuestras vidas transcurren mientras nuestros nombres transitan de las actas de nacimiento a las acta de defunción. Un texto breve e inquietante, que proféticamente criticaba a un sistema que llegaba a su fin.

Ese vacío continuaba sintiéndose en La Caverna. La novela es críptica, de un final inesperado y que impacta por lo grotesco del trato que hace el mercado de todos nosotros al tratarnos como productos y muy poco como seres humanos. Cipriano tiene un trabajo simbólico muy poco explotado: la alfarería. A través del contacto con la tierra se relaciona con el mundo que lo rodea, viendo como una amenaza la industria que deshumaniza la producción y destruye los medios de subsistencia de los individuos. Verá al supermercado con escepticismo, y la insistencia de sus hijos para mudarse a un nuevo apartamento será su lucha durante la novela. La soledad del personaje en su lucha contra el sistema que lo oprime es patente, y el desgaste provocado por los años se convierte en una reflexión sobre la vejez y su negación en el neoliberalismo, donde la constante lucha por una comodidad aparente nos desconecta de la tierra y del sentido de comunidad que nos brinda identidad, protección y propósito de vida.

Dejé de leer a Saramago por un tiempo, durante el cual se presentó su muerte. Se reeditaron sus obras, que seguían siendo muy populares en las Ferias del Libro. La reimpresión de Claraboya fue indignante, porque es claro que si un escritor de la estatura del autor portugués se le rechazó su segunda novela y dejó de escribir veinte años, entonces alguien de menor talento no tiene ninguna oportunidad en el mundo, dejando claro que la mayor parte de los autores que nos llegan y se encuentran vivos son mediocres y llegaron a la popularidad a través de corrupción y cobro de favores, o mueren sin reconocimiento y algún familiar o amigo logra cobrar los derechos porque al final es más barato cobrar los derechos de un muerto que mantener a un autor vivo. La vida era injusta, y esa amargura se siente en muchas de las páginas del autor.

La caverna y Todos los nombres son novelas del vacío, en cambio Las intermitencias de la muerte es una novela llena. Varios de los mejores párrafos de Saramago tienen como protagonista el colectivo, apoderado de sus instintos primarios dirigiéndose al desastre. En el caso de la novela, la gente de repente comienza a dejar de morir. La crisis que conlleva la falta de muertes lleva a que diversos sectores, como la religión o las funerarias, comiencen a replantearse su funcionamiento. Las leyes relacionadas con la pena de muerte comienzan a colapsarse y la sociedad se cuestiona sus cimientos. Una obra breve que cuestiona a la sociedad, los medios de comunicación e inclusive el amor.

Sin embargo, la obra que habla del colectivo por excelencia, y que quizá por respeto u olvido no ha sido comentada es Ensayo sobre la ceguera. Una obra sobre una epidemia, donde la gente no muere pero se queda ciega. El miedo se apodera de una ciudad donde no hay protagonistas tan definidos, sino más bien voces reconocibles entre el colectivo del cual se apodera el pánico. Igual que nosotros no es claro de dónde viene la enfermedad ni cómo se contagia. La desesperación es más grande que la nuestra, porque los enfermos siguen vivos y confinados en colectivos. El mensaje en aquel entonces era claro y perturbador: la enfermedad terminará con el capitalismo. No es claro que pasará, pero Saramago vería con ironía nuestra situación actual.

Sort:  

Maravillosa reflexión que haces de obras de Don José Saramago. Creo que por la premura de montar este breve ensayo, para su publicación, pareciera que te faltan un poco de comas (a mí me pasa también, luego regreso a los dos días y corrijo).

Me encantó leerte; tienes una pluma liviana con temas y mensajes densos. Eso es saber dominar el arte de la escritura.

La desesperación es más grande que la nuestra, porque los enfermos siguen vivos y confinados en colectivos

Yo pienso que la desesperación es la misma, tanto en "Ensayo sobre la ceguera" como en cualquiera de nuestras sociedades, por lo menos en los actuales momentos. He ahí la grandeza de Saramago!

Aquí en Venezuela estamos enfermos (no de Corona virus) estamos enfermos de políticas falsas, de mercados asfixiantes, de gente corrupta, etc. La enfermedad (otra novela, otro autor) no es más que metáfora que ha permeado nuestra piel y ha mermado nuestra salud individual y colectiva.

Un gran saludo @quoholet.

Hola quoholet, esa novela Ensayo sobre la ceguera siempre me ha parecido un texto más extenso sobre uno breve y genial de H. Wells llamado "En el país de los ciegos". Aunque Saramago no es de mis escritores favoritos, he leído los libros que mencionas para poder saberlo, saludos.

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