¿Cómo combatir las ganas de comer dulce?

¿Métodos infalibles o milagrosos? La mayoría de las personas buscan algo que no les permita hacer exactamente eso que quieren. Quieren mantener su peso, pero no cambiar sus hábitos alimenticios, quieren tener solvencia económica, pero no hacer un presupuesto; Y es que se anhelan tantas cosas que son sencillas de obtener, pero la dificultad comienza cuando se tienen que hacer los cambios necesarios para obtener el objetivo que se persigue en la mente, pero que con el cuerpo, hacen todo lo contrario.

En este concurso flash, impulsado por el famosísimo @yonaikerurso, se nos invita a compartir acerca de lo que hacemos para combatir, eliminar, atacar, embestir, enfrentar y hostilizar, esas ganas casi imposibles de vencer, de llevarnos a la boca algo dulce para comer. Una tarea nada fácil, ¿No?

Sin embargo, también podemos encontrar a algunas personas que comen mucho menos dulce y otras (aún no conozco la primera) que no coma nada dulce.

Ahora, para hablar de algún problema, en este caso de las ganas de comer dulce, creo que es necesario escribir de la raíz del problema, ¿no lo creen? Porque, ¿cómo atacar algo que ni siquiera sabemos donde está el problema que lo produce? Esto, en materia económica, es lo mismo que emitir dinero para contrarrestar los efectos de la inflación, siendo que esta es un problema monetario producido por la impresión de más dinero circulante. ¿Me fui del tema? jaja.

Vamos al grano... como dicen los dermatólogos.

Antes de decidir qué hacer, veamos las causas que lo originan, ¿les parece?

La primera causa (y vaya que he leído mucho al respecto desde hace años) son los malos hábitos alimenticios.

La ingesta de alimentos azucarados e hidratos de carbono en exceso (los carbohidratos se descomponen en azúcares) pueden provocar esas ansias por los alimentos (no sé si deben llamarse alimentos) dulces. En mi caso, hasta hace poco podía comerme medio kilo de pasta larga con pollo en crema de leche en una sentada. Lo recomendable son 135 gramos por día ¿Se imaginan las ganas de devorar lo que sea dos horas después?

Y ni hablar de la falta de sueño, falta de nutrientes o estados emocionales asociados con la ingesta de dulces.

Entonces, si ya identificamos el problema (hablo exactamente de los míos en ese momento), explicaré cómo los pude afrontar.

La solución:

Todo gira en torno a la determinación y a la concientización que uno mismo se administra, todos los días, sin excepción, hasta formar un nuevo y más saludable hábito. En mi caso, hice lo siguiente:

1.- Nunca más compré alimentos dulces: Soy fanático de la torta de pan y de los caramelos de miel, así que compraba por paquetes y las tortas completas que iban directo a la nevera. Las tortas 3 leches es otro tema, jaja. Determiné no volver a gastar en eso y mejorar lo que como por medio de una dieta más balanceada... y aún trabajo en ello.

2.- Comencé a tomar más agua: ya que la sensación de comer algo puede ser confundida por el cuerpo con la necesidad de beber agua, así que estar más y mejor hidratado, me ha ayudado a disminuir las ganas por los dulces.

3.- Mantengo fuera de la nevera otros alimentos dulces: No solo son las tortas o los caramelos, sino también todo tipo de galletas industrializadas, los refrescos, principalmente, aquellos que dicen ser Zero azúcar, lo cual es una verdad a medias (una total mentira) pues, aunque es cierto que no tiene sacarosa o azúcar de mesa, contiene aspartamo y acesulfamo potásico, que son edulcorantes artificiales que pueden producir diabetes y obesidad. Esto en el mejor de los casos, pues generalmente, le agregan a estas bebidas un jarabe de maíz de alta fructosa, JMAF.

4.- Procuro descansar: Noté que, desde que comencé a cenar, más tardar a las 6, amanecía más enérgico y menos desinflamado, sin embargo, al acostarme después de las 9 pm, las ganas de comer eran indetenibles, y más si vives con alguien que tiene su última comida de 9 a 10 pm. Lo que hice fue hacer la mayor cantidad de cosas posible, organizando mejor mi tiempo, y acostarme temprano la mayor cantidad de días posible, llueva, truene o relampaguee.

Esto es lo que, a mí, me ha dado resultados en cuanto a la ingesta de dulces. No negaré que rara vez sucumbo ante una porción repetida de torta de pan, pero es cuando mi madre la hace, y me toca mi guardia de curación, y llega y me pone el plato justo delante de la pantalla de la computadora.

¿Quién puede resistirse a eso y más si tiene canela en polvo arriba?

Hago, por supuesto, otras cosas, pero esto es lo primero que hice para evitar la ingesta de alimentos dulces durante las 24 horas del día, y de la noche también, como dijo en su momento el célebre presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, jaja.