Cuando tuve 18 años, me encontraba en una ciudad lejos de mi pueblo, estudiando una profesión que no quería y en un lugar donde no me hallaba...

En ese entonces conocí a alguien especial que vino a darme un poco de felicidad en medio de tanta tristeza, gracias a él me motive a luchar y a tratar de continuar en aquella ciudad que no quería. Se trataba de quien creí seria el amor de mi vida...

Me case con aquel muchacho que conocí un septiembre y quien sin pensarlo marcaría mi vida para siempre...

Con el tuve un hijo a temprana edad y en ese entonces aunque un poco confundida, era feliz.

Sin embargo solo un año después Salí embarazada nuevamente y como vivía con mi suegra comenzaron muchos problemas, aquella historia de amor empezó a derrumbarse, aquel joven ya no era mi príncipe azul, cambio conmigo se volvió cruel ofensivo e injusto, me encontraba ahora con 2 hijos sin familia y sin empleo sin nada…

Un día, no recuerdo exactamente la fecha tome mis 2 hijos y mis maletas y sin decir nada Salí de aquella casa y aquella ciudad a casa de mi hermana quien me ofreció mi apoyo.

Esta decisión marco mi vida para siempre ya que me sentí derrotada era madre soltera de 2 niños de tan solo 2 y 3 años y me encontraba desempleada arrimada en casa de mi hermana.

Poco a poco pude salir adelante, esos pequeños que dependían de mi me dieron el valor para luchar, mis padres me aceptaron en su casa, busque un empleo y comencé a estudiar, 6 años después de aquella decisión, Me gradué de licenciada en educación, conseguí un trabajo fijo e inicie la construcción de mi propia casa, en la cual vivo actualmente.

A veces cuestiono si hice lo correcto pues mis hijos crecieron sin una figura paterna, pero viendo hoy que son unos hombres maravillosos que me aman como a nadie y que a pesar de todo no sienten rencor por su padre digo no sé si fue lo correcto pero si lo necesario...

Hoy por hoy recordar esos momentos me duelen mucho porque representan una parte triste de mi vida, sin embargo viendo todo lo que logre después le doy gracias a Dios porque me demostró que era más fuerte de lo que imagine.