Dulce compañía
Dulce compañía
Era la locura que recitaba, y nadie sabe por qué,
mi corazón al extrañarla.
Vivía yo, mozo, de castillo
en castillo, de banquete
en banquete, pero nada
se comparaba a acomodar
su alborotado flequillo
en las noches que la
Luna su rostro adornaba.
Por el bosque, una caminata
o a caballo, un buen paseo.
Yo siempre le tocaba una serenata.
Todavía sus reacciones veo.
No había oro tan brillante
como el de su mirada
ni afortunado más grande que yo
su aún afligido amante.
"Neblina de tiernos colores, palpitar de cascos rebeldes".
Mi corazón vagamente recitaba..
Me gusta mucho! Enhorabuena:
No había oro tan brillante
como el de su mirada
ni afortunado más grande que yo
su aún afligido amante.
Hola, muchas gracias por su lectura.