dios

El ser humano cree saber quién es, pero lo cierto es que somos como pequeñas hormigas, incapaces de discernir qué hay más allá de lo que llamamos Dios. Es una palabra tan vacía, sin un verdadero significado o valor intrínseco, ya que ha sido el ser humano quien se lo ha otorgado. No es necesario pensar que, si esta realidad es tan perfecta, la palabra Dios por sí sola no basta para describirla.
El ser humano, en su afán por creer que sabe de Dios, ha limitado su propia creencia. Nadie podrá refutar lo que digo, y después de la muerte, tampoco nadie lo hará, porque nuestra mente no puede prever más allá de lo que creemos percibir. Sabemos que tenemos un inicio y un final, y tratar de demostrar algo más allá de lo que conocemos es un terreno muy complejo, difícil de darle un significado claro.
Lo que sí sabemos es que este universo es tan perfecto que la inteligencia detrás de él debe ser igualmente perfecta. No niego la existencia de Dios; solo recalco que es evidente que existe una inteligencia superior, pero no me atrevo a limitarla. Siento que es tan perfecta que, como seres humanos, al intentar conocerla la reducimos a nuestra limitada comprensión.