Concursos Cotina: Edicion 2022: Sentimientos poéticos/ por @cruzamilcar63

El día en que nació nuestro segundo nieto, mi esposa y yo nos sentimos de nuevo embargados por una inmensa dicha que fue creciendo en la misma medida en que esas dos tiernas criaturas fueron evolucionando para inundarnos con sus expresiones, con sus preguntas, con sus travesuras, con su cariño y su ternura, con un amor diferente a todos los que habíamos experimentado hasta esos momentos de nuestra existencia.

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Sí, es verdad. Los nietos no se quieren de la misma forma en que se quieren a los hijos. No sé, a ciencia cierta, cuál es la razón, pero si debo arriesgarme con alguna explicación al respecto, diría que estos pequeños llegan a nuestras vidas después de una larga experiencia, la cual nos ha mostrado momentos felices y momentos amargos que contribuyeron a preparar el alma para cualquier eventualidad.

Es largo el sendero recorrido y, debido a esto, nos sentimos capacitados para sortear cualquier circunstancia o para evadirla en caso de que no valga la pena preocuparse por ella. Pero, de repente, vienen los nietos y comienzan a romper los esquemas que formaban parte de nuestra segura cotidianidad o a revivir otros que, en la actualidad, se asumen desde la serena sabiduría que nos proporciona el tiempo; por lo tanto, esa candorosa emotividad que emana de sus encantos la percibimos de otro modo, sin las urgentes responsabilidades de aquellos años en que fuimos unos padres ansiosos por hacerlo bien.

Reflexionando sobre todo esto, me brotó del alma un poema para dedicárselo a todos los abuelos del mundo que, al igual que nosotros, aman, disfrutan y se sienten eternos cuando comparten con sus nietos ese amor que solo ellos hacen florecer.

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El amor de los abuelos

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De pronto llegan los nietos
a decir con su candor
que estábamos incompletos
y ahora es cuando queda amor.

Entre sus tiernos retozos,
entre sus sueños benditos,
nos mostramos orgullosos,
nos sentimos infinitos.

Alumbran nuestras mañanas,
diciéndole a la ilusión
que el alma no tiene canas
ni arrugas el corazón.

Anuncian con la sonrisa
de sus caminos inquietos,
que la vida se eterniza
con la ilusión de los nietos.

Y llevan a los abuelos,
entre sueños cristalinos,
a trajinar los anhelos
de sus inquietos caminos.

Porque sus pasos son pasos
de un sendero redentor
que nos mostrarán los lazos
más sublimes del amor…

Ahora que somos abuelos
bordamos la travesura
de construir otros cielos
con encajes de ternura.

Ahora que somos abuelos
saludamos a la vida
agitando los pañuelos
con salmos de bienvenida.

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Invito a los amigos: @felixgarciap, @lecumberre y @eve73. A todos quienes deseen participar en este concurso, por aquí les dejo la información.

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