_{Portada diseñada en PowerPoint con imágenes propias/ Fondo}

A pesar de que mi congénita timidez nunca me ha dejado ser tan espléndidamente expresivo como quisiera, siempre le he inspirado confianza a los demás. No sé si se debe a ese aire de despistado que siempre llevo en el semblante, a mi serena forma de comportarme o a mi costumbre de hablar solo lo necesario cuando me encuentro ante los desconocidos, pero lo cierto es que las personas se acercan a mí y, sin haberme tratado antes, a los pocos minutos pueden comenzar a constarme sus problemas.

Y una vez que ha habido el acercamiento, me siento incapaz de realizar un mal gesto o de responder con palabras inadecuadas, simplemente escucho y les doy las indicaciones o consejos que me parezcan pertinentes. En lo particular, me cuesta, muchas veces, acercarme a alguien de buenas a primeras, así sea para solicitar una simple información, no obstante, he aprendido con el tiempo a vencer esta reticencia.

No me gustan los cambios cuando estos implican un retroceso en nuestro desarrollo, en la forma de afrontar la realidad, pero de ninguna manera me dejo abrumar por ellos. No puedo negar que, durante los primeros momentos, pueden llegar a desorientarme de forma significativa; sin embargo, intento en seguida adaptarme a la nueva situación para seguir adelante.

Ahora bien, cuando los cambios representan novedosos avances que contribuyen a que el trabajo o la existencia sean más fáciles y cómodos, me siento motivado. Me fascina aprender todo cuanto me ayude a aligerar las actividades que realizo en el hogar o en cualquier otra parte y todo aquello que me permita profundizar en los conocimientos que me interesan.

Aprendí bien temprano en la vida a dejar ir lo que me hace mal y a sopesar muy bien mis capacidades. Los sentimientos desaforados pueden conducir a la imaginación por maravillosos senderos que nos llevarán hasta las más espectaculares metas, pero debemos tener los pies sobre la tierra para evaluar hasta dónde es posible llegar.

No suelo arriesgar lo que ya tengo seguro en empresas que apuestan por resultados que no se sabe cómo se pueden conseguir. Y esto no quiere decir que mi vida transcurre siempre apegada a un mismo esquema, sino que me niego a enfrentar aventuras desconocidas confiando solo en las intuiciones.

La ayuda siempre es importante, es fundamental tener a alguien que, en un determinado momento, te socorra con su apoyo moral o con recursos económicos, según sea el caso. No quiere decir esto que nos acostumbremos a depender de los demás y a no realizar los esfuerzos que nos corresponden para lograr los objetivos que anhelamos.

Porque siempre será un orgullo mostrar cuánto hemos alcanzado por nuestros propios medios, pero es bueno contar con esas personas que nos den una palmada en la espalda si lo estamos haciendo bien, nos indiquen cualquier error si es necesario y nos asistan, si hace falta, en nuestras emergencias financieras.

Invito a los amigos:
@lirvic,
@mayzapata2010 y
@kyrie1234

_{Nota: Todas las imágenes pertenecen al autor y fueron tomadas con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.}