Mi juguete preferido de niño/ por @cruzamilcar63

in Comunidad Latina2 years ago

Los juguetes siempre llegaban en diciembre, porque los traía el Niño Jesús la misma noche de su nacimiento. Recuerdo que en una oportunidad me regaló dos flamantes revólveres que se encontraban en su funda, la cual estaba repleta de balas azules, destinadas a reponer las que salían disparadas.

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Fuente 1 Fuente 2 Fuente 3 Fuente 4

Me divertí bastante, no lo puedo negar, con esas armas que colgaban del cinto y me inducían a soñar que yo era uno de los pistoleros más rápidos de la comarca. Para que mis fantasías tuvieran más asidero, fabriqué un caballo de madera al que ningún otro de su especie era capaz de ganarle corriendo y me puse un viejo sombrero polvoriento que estaba sobre el escaparate. La aventura duró hasta que tuve una caída aparatosa, el caballo se partió en dos y uno de sus extremos me hizo una escandalosa herida en la pierna derecha.

En otra ocasión, el Niño me trajo un juego de química. Venía en una hermosa caja, con sus respectivos compartimentos, con todo lo necesario para que los pequeños se adentraran en los conocimientos básicos de esa ciencia. Tenía una buena cantidad de tubos de ensayos y una gran variedad de sustancias para llevar a cabo diversos experimentos. Al final del manual de instrucciones, había una serie de pasos para fabricar jabón. Por allí quise empezar yo, sin pasar por las experiencias básicas anteriores. El resultado fue dos tubos de ensayos que me estallaron en las manos y tres dedos chamuscados. Adiós, futuro científico.

Estos y otros regalos que amanecieron en mi cama el 25 de diciembre, eran distractores para alejarme de lo que yo le pedía fervientemente al Niño Dios todos los años: un cuatro. Me despertaba bien temprano, cuando apenas comenzaba a clarear el día, a buscar con ansiedad el anhelado instrumento musical, pero, en su lugar, había otra cosa muy diferente. El desencanto pasaba rápido porque la mente infantil se alegraba con el juguete que estaba allí y en seguida yo salía a divertirme con los demás niños que también estaban en la calle con la novedad de sus nuevos regalos; pero después de cierto tiempo, cuando ya diciembre estaba otra vez muy cerca, volvía a mi reiterada petición.

Hubo un año en que, al despertarme y estirar las manos para tantear mi regalo, sentí que las cuerdas estaban allí, las toqué. Fue una emoción indescriptible, al fin el Niño Jesús me había hecho caso y se dignó a traerme el cuatro. Así era, desenvolví por completo aquel presente y me encontré con el instrumento. La alegría, sin embargo, duró poco, ya que me percaté de inmediato que el cuatro era precisamente un juguete; es decir, no era de verdad, como yo lo quería, uno grande que pudiese afinarlo y comenzar a tocar todas esas canciones que me gustaban. Me molestaba ese sonido chirriante que emergía del minúsculo diapasón, sin embargo, traté de disfrutarlo para no incomodar a mi santa madre.

Tenía doce años cuando, aleluya, recibí como regalo del Niño Jesús un hermoso cuatro, que vino con el Manual de Oscar Delepiani. Ya a la media hora de tenerlo en mis manos estaba tocando "La Lancha Nueva Esparta" y otras canciones que aparecían en ese pequeño libro con el que aprendí las lecciones básicas del instrumento. En medio del entusiasmo, mi mamá se acercó para decirme que ahora solo le rogaba al Todopoderoso que no fuese yo a convertirme en uno de esos individuos que se la pasan con el cuatro bajo el brazo y bebiendo licor, como tantas veces ocurrió entre sus parientes y amigos.

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El autor tocando el cuatro en una parranda del pueblo/ Imagen de mi propiedad.

Le prometí, por supuesto, que eso nunca sucedería y me dediqué a aprender cuanto pude sobre el instrumento venezolano por excelencia. Y desde aquel entonces, el cuatro siempre ha sido mi compañero para expresar los más altos sentimientos, para crear canciones y para parrandear también, pero sin llegar a los excesos que preocuparon tanto a mi santa madre.



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 2 years ago (edited)

Los juguetes marcaron parte importante de nuestra infancia. En particular los que compartes me gustaron mucho y sobre el de vaquero, yo siempre quise un kit así de vaquero.


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 2 years ago (edited)

Los juguetes son la alegría y la ilusión de un niño. Siempre estoy en contra de quienes regalan ropa a los más pequeños, en lugar de darles un juguete... Saludos. gracias por el apoyo y sus comentarios.

 2 years ago 

Sí que tuviste una infancia rica en juguetes y una imaginación prodigiosa, no? esa época de nuestras vidas es sin dudas una de las más bonitas por todo lo que conlleva!

un abrazo, amigo


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 2 years ago 

Una infancia soñadora, dinámica y con muchas travesuras causadas por esos juguetes jajjaja el viejo oeste estaría orgulloso de usted sr amilcar y todos los científicos jaja pero sentir que era la música el cuál anhelaba hace que ese deseo de niño sea más sentido. Seguramente hizo un dúo magnífico con ese cuatro. Saludos.

La infancia y sus recuerdos tan hermosos para continuar soñando. Saludos, amiga. Gracias por sus palabras.

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