Concursos Cotina: Regalo navideño/ @cruzamilcar63

cruzamilcar63 (75)Venezuelan Friendin Comunidad Latina • 3 years ago

Qué tal, amigos de Comunidad Latina. Ya está cerca la navidad, época de compartir con todas las personas que se encuentran a nuestro alrededor; es por eso que acepto la invitación a participar en Concursos COTINA : Regalo Navideño, una magnífica idea para exteriorizar sobre ese significativo presente para alguien especial en la antología de nuestros sentimientos.

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El mejor regalo

Doscientos steem deben alcanzarme para comprarle una máquina de coser a la abuela Matilde; y si me falta dinero, seguro que todos los que queremos a esa excelsa mujer colaboraremos para darle ese regalo.

Esa adorable anciana es la abuela de todo el pueblo de Mucoelrío. Vive en su casa de toda la vida, la del patio inmenso con árboles de mangos, taparos y aguacates, donde íbamos a jugar metras cuando éramos apenas unos niños y la abuela Matilde, en plena capacidad de sus incansables facultades, estaba siempre sentada en la máquina de coser, tanto así que parecía un conjunto indivisible ella y aquel artilugio.

En épocas como esta, cuando se acercaban la navidad y el año nuevo, su menudo cuerpo parecía llenarse de una energía inconcebible para confeccionarle, a todo el que se lo solicitara, camisas, suéteres, pantalones, chaquetas, camisones, faldas, blusas, cualquier prenda que se pudiera hacer con tela; además, los pocos habitantes del pueblo que podían, en aquel entonces, darse el lujo de comprar su vestimenta en las tiendas del centro de la ciudad, también solían requerir los buenos oficios de la abuela, porque no era extraño que sus flamantes piezas necesitaran los ajustes pertinentes para poder ser estrenadas.

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La abuela Matilde a nadie le cobraba por su trabajo; dicho de otra manera, nunca salió de su boca una cifra, un precio, que el beneficiario de su oficio debería pagar. Cuando se cansó de decir “dame lo que tú puedas,” a quien le preguntara “cuánto te debo, abuela,” entonces se limitaba a mirar fijamente, con una expresión de “ya tú sabes lo que voy a contestar,” por encima de sus anteojos, a la persona que hacía una interrogación que ya no tenía ningún sentido. Era por eso que, quien necesitaba cualquier arreglo urgente en una prenda de vestir, si en ese momento no tenía dinero, iba con toda confianza adonde estaba ella; más adelante podía pagarle.

Pero desde hace tres meses a la abuela Matilde se le dañó por completo la máquina de coser y “ese trasto viejo,” como le dice ella, no tiene reparación. Todos los que la conocimos muy bien antes de este percance sabemos que ya no es la misma, que le hace falta la máquina de coser a la que estuvo unida casi toda su vida. Y esto es corroborado por los dos nietos que viven con ella –se los dejó una hija que se fue a probar suerte a un país extranjero- quienes nos cuentan con inquietud que ha ido, poco a poco, perdiendo su carácter alegre y dicharachero, que se sienta debajo de las matas a suspirar con tristeza y casi no habla con nadie.

Es por ello que, si yo tuviera doscientos steem, fuera corriendo a comprarle una máquina de coser, de las mejores, a la abuela Matilde. No es justo que alguien que ha pasado toda su existencia prestándole, con amor infinito, un buen servicio a todos los que acudieron a ella, viva sus últimos años extrañando el oficio que la hace feliz.

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