Saludos, amigos de Comunidad Latina,
gracias a la invitación de la amiga @aplausos acudo hoy a participar en el siguiente concurso de @cotina, donde compartiré mis recuerdos de cuando era estudiante.

Aprender es un oficio que debemos mantener siempre, en todos los aspectos;
me considero una aprendiz permanente, lo que quiere decir que aún lo hago y podría afirmar que en esta escuela grande que se llama Steemit, adquiero cada día conocimientos muy valiosos para mi vida.

Cada uno de nosotros ha pasado por un aula y guarda un conjunto de experiencias que le han servido en su vida de distinta manera. No es fácil sintetizar en un post cuáles fueron los aprendizajes de cada etapa, porque además de los académicos, están aquellos que se arraigaron en nuestra manera de ser y que contribuyeron a dibujar las personas que somos hoy en día. Sin embargo trataré de enunciar algunos.

Importacia de la socialización

Es necesaria la interacción con los otros, intercambiar impresiones, vivencias y experiencias y entender que la manera como los demás asumen las circunstancias vividas nos sirve de referencia para enfrentar muestras propias decisiones. No nacimos solos, no todo es como creemos o decimos, la ayuda mutua permite que las actividades salgan mejor.

Insistir y mantenerse

Cuando estudiamos conocemos personas que tienen dificultades de algún tipo pero no se amilanan: insisten en su cometido hasta que lo logran. Ese es un aprendizaje valioso para la vida. Abandonar ante el primer inconveniente no es el mejor camino. Hay que insistir.

No existe el fracaso

Siempre se puede comenzar de nuevo; las equivocaciones, errores y fallos solo sirven para mostrarnos por qué no lo logramos y nos señalan las dificultades para que corrijamos y sigamos adelante.

Desde siempre hemos escuchado que la etapa de estudiantes es la mejor y esto se debe a que los momentos vividos y compartidos con nuestros amigos han estado lleno de diversas situaciones, cada una con su respectiva energía. Cómo olvidar toda la adrenalina que sentimos en momentos cruciales: miedos, aprehensiones, rechazo, pero también las risas y algarabías por los tantos hechos graciosos que ocurrieron.

Cuando estudiamos pasamos muchas horas con otros compañeros, lo que permite que tengamos distintas oportunidades para compartir experiencias. Comemos juntos, hacemos ejercicios, sufrimos o nos alegramos, todo ello hace que nos conozcamos más y surjan relaciones amistosas que perduran a través de los años. Mi amiga con la que tengo más tiempo de intercambio es de cuando estaba en segundo grado así que son muchas décadas de amistad.

Recuerdos

Tengo muchos recuerdos de esta época que dejaron sus lecciones para el futuro: el trato amable que brindaron muchos profesores y compañeros de clases; las travesuras planificadas o no y las consecuencias que dejaron; las excursiones y paseos, las escapadas para no entrar a alguna clases; el código de honor automático que tuvimos para apoyarnos como grupo.

En la etapa adulta me correspondió estudiar también en cursos, diplomados y postgrados y también quedaron muy bonitos recuerdos y sobre todo la reafirmación de amistades que aún están en mi vida, una de ellas en otro país, pero seguimos manteniendo el intercambio frecuente gracias a la tecnología.

Lo más bonito de estudiar en el presente fue el compartir con jóvenes mucho menores que yo en las clases de pintura. Esa experiencia fue muy gratificante porque me mostró que ante la búsqueda de conocimiento no hay edades: el mismo conflicto que se le presenta al joven para mezclar y obtener un color o hacer una mancha, la tiene el adulto; y la búsqueda de resolver los problemas se resuelve sin conflictos por brechas generacionales.

Sin lugar a dudas, la época de estudiantes es la mejor.