Quizá sea muy monótona mi forma de asumir una vacación, pero para que sea ideal debe ser así. «Uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida» Por ello mi vacación ideal es y será, (porque lo estoy pidiendo al universo) un viaje de ocho días a Chichiriviche.

Por qué Chichiriviche

Antes de seleccionar el lugar me imaginé sola haciendo el recorrido en Viena, la capital de Austria, ese mismo viaje que hicieron los protagonistas de la película «Antes del Amanecer", pero no llevaba ni dos párrafos cuando ya tenía la garganta apretada y es que la idea de caminar, tomar un buen café, entrar a un museo y subir a un tren se ve maravillosa en el pensamiento y a través de un personaje de una película, pero para que sea ideal debo sentir esa alegría en el corazón que me congele una sonrisa permanente y eso lo he sentido al lado de mis hijos en esa maravilla venezolana que se llama Chichiriviche.

Las veces que hemos ido, todo ha salido perfecto: la posada, las lanchas, la comida, la bebida, las noches en el malecón, los helados, el sol, la arena, la temperatura del agua, la convivencia, las canciones y el relax.

Mis vacaciones perfectas incluyen a mis hijos con sus respectivas familias. Eso significa alquilar una casa completa para poder estar cómodos.

Somos catorce personas, pueden ser más porque siempre hay algún invitado.

Planificar es lo más fácil, pues nos volvemos un equipo y todos colaboramos, la situación económica ha impedido que podamos lograr ese sueño.

¿ Alguna actividad en concreto que realizarías en ella?

Caminar el pueblo en busca de las mejores empanadas del lugar.

Alquilar lanchas para ir a los cayos.

Elaborar comidas especiales con los productos del mar. Generalmente elaboramos un menú para cada día, que incluye pescados y mariscos.

Salidas en la noche para comer helados artesanales muy deliciosos que venden en la zona.

Tertulias nocturnas con música y bebidas para alegrar el espíritu.