Apagón nacional en Venezuela: 8 de marzo

Al día siguiente todo en la urbanización siguió como debía ser.

Se sentía el desánimo de saber que no hubo golpe de Estado, no había libertad, y todo continuaba igual para todos. Solo pasó que muchos no fueron a trabajar y otros estudiantes no fueron a clases.

Lo que para otros fue un verdadero tormento para mi una pequeña diferencia, solo no había luz. Mientras no estoy entreteniéndome en el móvil o usando la computadora para trabajar o hacer tareas de la universidad, estoy leyendo, haciendo skateboardig, tocando con mi banda de rock, o haciendo ejercicios.

Entonces por la mañana me levanté a las ocho, y para las nueve ya estaba en un pequeño parque haciendo ejercicios y ese día me excedí, volví a casa a eso de las doce. Tomé un baño, comí, y dormí como una hora. Y como para ese día no tenía ninguna distracción electrónica y mi patineta estaba rota, continué con mi lectura del libro El fin de la eternidad de Isaac Asimov al despertar.

Eran casi las cinco de la tarde cuando Anderson fue el primero en llegar a mi casa a hablar, pero yo estaba preparado para ir a casa de Bárbara y charlar un rato. Así que lo dejé solo.

Cuando volví ya estaba oscuro, eran como las siete de la noche. Pasé por la esquina donde está el arbolito y mis amigos estaban allí drogándose con el tabaco del chimó y una botella de agua para pasar el amargo sabor, los saludé y pasé de largo a mi casa a saludar a mi madre y tomar agua, y luego fui con ellos.

Yo solo estaba calculando la hora con mi reloj biológico y el movimiento de las constelaciones para ir a la Lomas de Betania, una urbanización aledaña a la mía muy bien conocida porque allí viven terrícolas de mayor poder económico y muy limpia.

Yo estaba seguro que Andrea debía estar en la calle hablando con sus amigas sin pensar que yo aparecería por allí, no había manera de comunicarme con ella porque no había señal telefónica, y de todos modos ya había pasado más de 24 horas que todo el país estaba sin luz, así que los celulares tenían que estar todos muertos. Entonces no había más opción, tenía que hacer mi movimiento romántico como en la época del Libertador Simón Bolívar.

—Bueno, chicos. Yo me voy.
—¿Pa´ dónde vas? —Dijo Oswaldo.
—Voy al Centro Araguaney a resolver algo —Les mentí. A cualquiera se le hace fácil creerme porque siempre suelo estar ocupado con muchas cosas.

Al subir la pendiente hasta del portón de la urbanización el portero solicitó el DNI, y luego continué mi camino hacía mi cometido. Pasé por la calle de su casa y no estaba, pero sí la encontré en otra calle hablando con dos amigas. Crucé la carretera de una acera a otra para que se percatara de mi presencia y efectivamente me vio, me fui sin voltear atrás por porque sabía que vendría tras de mí. Yo me dirigía a paso normal de camino a la zona de recreación de esa urbanización, un pequeño lugar donde hay una capilla muy bien acomodada, y en la parte de atrás hay una cancha deportiva después de cruzar un jardín. Y Antes de subir las escaleras de la pequeña colina a la capilla, Andrea me tomó del brazo y me besó.

—¿Por qué te vas? —Dijo con sutil reclamo.
—No me voy.
—¿Entonces qué haces? —Dijo intrigada.
—Te estoy trayendo hasta aquí. Ven.

La tomé de la mano y la llevé al jardín justo detrás de la capilla, allí nos ocultamos. Los muros de las casa contiguas escondían nuestro secreto. No había nadie en la cancha y nosotros éramos dueños del silencio. Y bajo miles de testigos luminosos en el firmamento, sobre un cómodo césped bien cuidado, yo puse mi sueter y a un lado su blusa. Y allí, a piel expuesta y con gemidos firmamos un pacto de pasión. Esa fue mi segunda travesura.

Había pasado poco más de una hora cuando llegaba a mi casa y los chicos aún estaban en el gran arbolito, lo más probable que drogándose con chimo, por supuesto. Al acercarme Oswaldo estaba hablando de la termodinámica con Jorge, me pareció extraño porque Oswaldo estudia Ingeniería en Telecomunicaciones, no pensé que le enseñaran sobre eso en su carrera, pero era Jorge quién dominaba la conversación, puesto que él estudiaba Ingeniería Mecánica y estaba más avanzado en la universidad. Yo no podía decir mucho al respecto puesto que mi carrea era la Ingeniería en Sistemas, apenas pude dar mi opinión sobre algunas conclusiones básicas de física para conversación, pero Anderson estaba completamente aburrido con todo, él es el vago del grupo que no estudia ni trabaja, y aunque no se la llevaba bien con su madre, ella lo mantiene. A él solo le importaba que llegara la luz para encerrarse en su habitación a jugar videojuegos todo el día.