DINÁMICA DOMINICAL/ Reflexiones para valorar nuestro cuerpo por @alanasteemit

Hace 15 días atrás, me encontraba superando una afectación del oído que no me hacía sentir en mi normalidad: maeros, vértigos, zumbidos dentro de ellos en algo que se resumía como “laberintitis” y se extrenaba en mí.

Es una de las sensaciones más frustrantes no tener tu equilibrio

Aún así, considero que fue una semana muy productiva, no paré de escribir ni de trabajar aunque para esto tuviera que tomarme mini pausas y cerrar mis ojos cada cierto tiempo.

El compromiso ha sido un arraigo que nunca dejo a un lado (aun cuando pueda jugar en contra de mi salud, sino pregunten a mi oftalmólogo y mis rayones en la córnea por no tomar el reposo que debía tras una conjuntivitis hemorraica)

Source

Por qué les cuento esto?

---

Mi intención no es enterarlas de mis infortúneos sino que puedan sacar conclusiones a través de ellos para evitar momentos como los míos

¡Si, si!, sé que me pueden decir que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero para que estamos las mujeres sino es para apoyarnos y contar nuestras vivencias

¿Se preguntan en que terminó todo esto?

---

¡Pues bien!, después de seguir un tratamiento que acompañé con sesiones de acupuntura a distancia para equilibrar mi cuerpo en todos sus sentidos

¡Si!, así como lo lees “acupuntura a distancia”, y con esto extiendo el dicho que dice: “siempre es bueno tener un médico de cabecera, un amigo abogado y…terapeutas complementarios” ;-)

Lo cierto es que el cuerpo empezó a curarse y por fin pude sentirme normal, aunque no paré de trabajar ni un solo minuto y es aquí cuando llegamos a la reflexión de 2 cosas:

1.- Nuestra normalidad
2.- El reposo que requería.

Nuestra nunca bien ponderada “normalidad”

---

Aún no he conocido a la primera mujer que desde un principio haya estado conforme con su “normalidad”, y con esto me refiero a su cuerpo y su situación, muchas son (y puede empezar desde la adolescencia) que deseamos tener el cabello de otra manera, mejorar algo de nuestro rostro, tener cualquier parte del cuerpo de manera diferente y buscar la perfección en un esquema de belleza que en principio nos venden en el mercado.

Y mira como son de exigentes los cánones del mercado en cuanto a belleza

Nos pasamos una vida tratando de encontrar lo que nos hace ver mejor, nos sentimos más seguras cuando lo logremos, aunque esta sensación termina siendo temporal porque siempre habrá gente más joven y más bonita que tú.

Es inevitable que llegue la generación de relevo que viene cada vez más empoderada y decidida.

Más sin embargo, llega un momento en la vida donde empiezas a verte mejor y eso ocurre cuando llega la aceptación de ti misma.

Ser diferente no es insolente, más bien hace la diferencia.

Puedes ser distinta y eso no está mal, conoces lo que te va mejor siendo tú misma y eso aunque no lo creas se exterioriza, y es que siempre he pensado que las mujeres más poderosas son aquellas que encuentran su don.

La enfermedad puede ser un STOP para que vuelvas a anhelar y valorar esa “normalidad” que en principio buscas cambiar y que quisiste condimentar con “perfección”.

Los padecimientos de salud nos hacen ver que el cuerpo no es algo externo, no sólo es proyección, sino que es el vehículo que te permitirá lograr lo que deseas en esta vida.

Necesitamos el cuerpo para: respirar, caminar, tocar, ver, sentir, hablar, cantar, bailar, pensar, cocinar, dar vida, comer, entre otras muchas otras cosas e indistintamente de cómo sea o como lo queramos cambiar, con el que tenemos basta y sobra para lograr todo.

Las pausas son necesarias aunque nos cueste aceptarlo ...

---

Volviendo al punto de la “laberintitis” que padecí y aunque el tratamiento fue efectivo hay punto que estuvo presente y que ya e los mencioné: “no paré de trabajar”, es decir, sólo otorgué a mi cuerpo el tratamiento más no el descanso que requería y eso provocó en mí una recaída, esta vez no de los oídos sino de una torticulítis que me tiene sufriendo porque comprendí la importancia de la movilidad de cada parte de mi cuerpo, partes que ni si quiera noto.

Y es allí cuando me digo a mí misma: debiste tomarte una pausa porque son importantes.

Mi profesora de cursos hubiese sido más profunda aun y seguramente me hubiese dicho:

¡Sandra!, se trata de valoración, de dar el valor necesario a lo que es importante y no olvides que lección que no se aprende pues lección que aparecerá nuevamente.

Compartiendo con ustedes una lección.

---

Y hablando de lecciones aprendidas, quise compartir con ustedes un escrito que no me pertenece, pero formó parte de un curso que realicé el año pasado y que se denominó Aprender a vivir, considero que es una manera bonita y reflexiva de terminar este fin de semana y que de seguro a más de una les hará clic.

Cito textualmente, es un extracto de uno de los temas tocados en el curso que mencioné en el párrafo anterior y dice:

”A MI CUERPO:
Perdóname por juzgarte al dejarme llevar por conceptos irreales, por no cuidarte como lo mereces, al no saber escuchar qué querías decirme, por exigirte demasiado, por engancharme en la corriente del acelere sin pausa, por ponerte en riesgo al satisfacer antojos del hoy sin pensar en el mañana y después de todo eso, sigues aquí dando lo mejor que puedes dar…”

”GRACIAS CUERPO, por ser mi vehículo en este plano, por permitirme sentir la piel de los que amo, la risa de la vida y la música del alma, gracias por ser la vía para expresar mis emociones, por dejarme soltar lágrimas y carcajadas, por esas mariposas al enamorarme, por esa adrenalina al cumplir un sueño.”

Bueno amigas, hasta un próximo domingo reflexivo, espero haya gustado mi reflexión de esta semana, fue real y evidente y forma parte de las tantas lecciones que debo vivir para aprender a reconocerme y aprender, hasta la próxima.