Humildad una palabra que muchas personas conocen pero que no todo el mundo la aplica, esta pequeña palabra puede implicar muchas actitudes o características que nos hacen ver nuestras virtudes o defectos.

Existen muchas personas orgullosas o soberbias que pueden creerse más que otras personas, esto puede darse por lo que tienen, puede ser dinero o inteligencia, estas cualidades pueden hacerlo pensar que son mejores que muchas personas, otras no dan a conocer sus errores, este tipo de personas nunca se equivoca, son los demás en tal caso lo que suelen equivocarse.

Las personas humildes reconocen sus errores, se dejan ayudar o piden ayudas a otros cuando no saben hacer algo, son modestos cuando logran alcanzar algún éxito, comparten lo que saben, les gusta ayudar a los demás, no tienen miedo a equivocarse, son agradecidos, saben compartir los éxitos.

En la vida siempre tenemos situaciones que nos permiten mostrar nuestro lado positivo o negativo, nuestro lado arrogante o humilde.

Muchas veces se tiende a confundir la pobreza con humildad, pero es una equivocación que cometí cuando era adolescente, yo por ejemplo podía ver personas de bajos recursos y solía decir “esa persona o familia es humilde” pero eso era una equivocación que se confunde con una condición, por el contrario la humildad es una actitud que debemos desarrollar día a día y debemos inculcarla a nuestros semejantes.

La idea es ser consecuentes los unos con los otros y crear así un mundo mejor sin egoísmos, donde todos nos apoyemos los unos con los otros y nos ayudemos, creo que así el mundo será mejor.

La biblia nos enseña que debemos en vez de considerarnos más que los demás, todo lo contrario considerar a los demás más que nosotros.

«más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.»
(Filipenses 2:3b )

«La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.»
(Filipenses 2:5-6 )
Dios siendo el hijo del padre nunca se consideró más que nadie, al contrario sirvió como cualquier persona, que mejor ejemplo que el hijo de Dios nos dejó y como dice un gran refrán “quien no sirve para servir, no sirve para vivir”.