En esta etapa de confinamiento, se resuelve un día a la vez, por un lado está bien pues se vive el presente, no obstante ahora me duermo tarde y me levanto tarde también, he perdido horas de descanso necesarias para poder restituir mi organismo; alrededor de mis ojos, se han ido formando unas ojeras que antes de esta atípica situación, no existían.

Por varias semanas estuve esperando el primero de agosto para realizar este juego del diario que me habían sugerido realizar como nueva integrante de Steemit. Lástima que ha coincidido con la caída total del internet y de la televisión por cable hace ya dos semanas; al parecer sin pronta solución, pues no hay a quien dirigirse para que acudan a solucionar el problema.

He pensado que realizar este diario puede ayudarme a retomar los días con un horario más amigable y beneficioso para mi cuerpo; y hoy que empiezo a escribirlo, siento que debería tener un propósito, un objetivo, primero pensé en hacer una acción diaria por alguien más, luego se hizo predominante la idea de hacer primero algo por mí, volver la mirada a mi interior, poner orden en mi vida y después de lograrlo; sí hacer una acción en beneficio de alguien más. Puedo aprender a meditar, también quiero practicar el Ho’oponopono, que es una técnica de resolución de problemas hawaina muy sencilla de aplicar, sólo se necesita constancia y disciplina para obtener resultados. El reto del diario, puede ayudarme a conseguirlo, es una buena motivación; además me puede permitir revisar como llevo la vida.

Por levantarme tarde, tuve que darme prisa para hacer el desayuno, comer y prepararme rapidito para comprar algunas cosas que hacían falta en la casa antes de que cerrara el comercio, entre ellas: sal, unos plátanos y algunos aliños. Todas las semanas sean de flexibilización o de radicalización, el centro de Maracay esta abarrotado de personas, no es mucha la diferencia entre una u otra. Me estoy refiriendo a un sistema implementado por el gobierno venezolano, donde se alternan siete días durante los cuales puede trabajar todo el comercio (flexibilización), con siete días de radicalización en el cual sólo trabajan los lugares de venta de alimentos y medicinas, esencialmente.

Regresé a la casa, me quité los zapatos en la entrada, coloque las cosas que traía en el mesón de la cocina, me desvestí y la ropa la coloque en la batea, lave mis manos, me puse ropa de casa y me dediqué a lavar todos los víveres y hortalizas adquiridas, después las ordené. Una llamada telefónica me hizo percatarme de la hora que era, no había estado antenta al teléfono sino hasta que sonó, mi recorrido entre un lugar a otro buscando el mejor precio, fue de una hora y media, para comprar tres simples cosas, ya eran las dos de la tarde.

El almuerzo como era de esperarse fue a eso de las cuatro de la tarde, yo me comí una pequeña pizza que me trajo mi pareja porque estaba antojada y él se preparó una pasta. Después de ello, pendiente del diario, decidí optar por la última opción para solucionar mi problema de internet; hablé con una vecina para que me permitiera ingresar en la página de Steemit desde su casa. Estuve un buen rato revisando como se lleva el diario, yo intuyo que al ver el tiempo que me llevó indagar en la página, la impulsó a darme la contraseña de su Wifi y aunque es inestable y un poco baja, podré participar en esta emocionante actividad.

De nuevo en casa, me dediqué a responder algunas de mis notificaciones; no obstante la realidad de esta última semana, tocó a mi puerta de nuevo. La condición crítica de salud de un tío, y que ha absorbido buena parte de mi tiempo estos días, requería de nuevo de mi atención urgente, me senté en el ventanal de la sala para relajarme un poco mientras conversaba por teléfono con una prima que lo acompaña en el hospital, hablamos de los medicamentos que se requieren, de buscar más donantes de sangre y de estrategias para conseguir recursos para cubrir el costo de un examen en una clínica privada que urge hacérsele.

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