📢📢NUEVO CONCURSO | "Una imagen, una historia" 👈👈

Margarita, era una chica apasionada por la lectura y que no dudaba en sumergirse en buenas historias, su género preferido era de magia, secretos antiguos, misterios, amor y pasión. Una noche, en la parada de la calle 33, esperando el bús de regreso a casa, con la soledad de compañía, decidió aprovechar ese momento para comenzar a leer las páginas de su nuevo libro.

Dicho libro, llego a ella misteriosamente en un paquete sin remitente. Las calles estaban tan vacías y la noche tan serena, que solo se escuchaba el viento. Margara, como cariñosamente la llamaba su abuelo, se sentó en el banco de la parada mirando a los lados ya que solo era iluminada por un bombillo, mientras abría el libro sintió emoción de entrarse en tal aventura desconocida.

Avanzando en la historia, Margara, no se daba cuenta del tiempo, ni de los sonidos. Ella logró sumergirse en la trama, sintiendo lo mismo que los personajes, pero algo la hizo detenerse a su alrededor.

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De repente, Margara, levanta la mirada, escuchando un ruido, con algo de miedo, miró a su alrededor, pensó que se trataba de la llegada del bus. Pero para su sorpresa, solo era un simple gato de color gris humo, que se sentó a su lado.

EL gato era muy hermoso, el solo se sentó y ella, regreso a su libro, llegando a la pag. 333 encuentra un nuevo personaje, para su sorpresa es el mismo gato, cuando levanto la mirada para observarlo ya no estaba, la imaginación desbordante de Margara, estaba en plena acción.

Entre el misterio del gato y la aparición de él en la lectura, Margara, recordó las palabras de su abuelo

“Aunque leas una historia, tu puedes darle el sentido que quieras”

interesada en descubrir más sobre el gato, Margara, sigue leyendo.

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Ya casi amanecía, y misteriosamente Margara no se percató de que el bus había pasado hace horas atrás, ella aun intentaba encontrar el gato en la lectura, hasta que por fin, comenzó a leer sobre el gato y casualmente al voltear lentamente lo observo regresando y sentándose en el mismo lugar.

De alguna forma, la llegada del gato le dio paz, y el solo se quedó mirándola emitiendo un simple Miau… luego de ese sonido, un silencio y un zumbido solo le pudo avisar a Margara que el bus estaba arribando a la parada.

El gato, llego para avisarle que era hora de irse, que la lectura la continuara otro día, muy cansada y con hambre Margara, trato de agarrar al gato, pero desapareció, cerró el libro y se subió corriendo al bus.

Queriendo saber más del gato, siguió la lectura sin importar a donde iba el bus, pero el conductor amablemente la conocía y sabía que si tenía un libro en las mano, podría meterse tanto en la lectura y obviar a su alrededor.

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Nuevamente el gato se perdió de la historia, que era sobre una chica como Margara, un poco más pequeña, hija de un tirano que no le gustaba los gatos y casualmente al padre de ella tampoco. Pero su abuelo era coleccionista de gatos, tenía gatos de todos los tamaños y colores, él le decía que ellos son seres de luz y que si entran en tu vida es para bien.

Entonces, Margara siempre quiso un gato, cuando llega a su casa, su padre angustiado la regaña por pasar toda la noche fuera de casa, ya había llamado a la policía.

Ella le explico que se distrajo en la parada del bus, cuando comenzó a leer el libro que misteriosamente llego a sus manos, su padre le pidió que le mostrara el libro, a lo que Margara se rehusaba, con miedo a que no se lo diera más.

Su padre se sienta lo coloca en sus regazo y ve detalladamente la portada, con excelente acabado y un diseño elegante.

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Se titulaba, El gato de Margara…por Albert Gril,

Brotando una lagrima de su ojo, le comenta a la hija, que ese libro lo escribió su abuelo antes de morir, y se había perdido en el robo de la casa meses después de su muerte, a lo cual ella recordó, sus palabras en el hospital, que el siempre estaría a su lado cada vez que leyera un libro.

Sorprendida, ella recordó al gato que era del color favorito de su abuelo, un gris humo con un ojo azul y el otro verde, era igual al descrito en el libro y al de la parada. Es el mismo gato, papá, vamos, quiero encontrarlo, Margara quiso regresar a la parada y apenas abrió la puerta para salir, el gato estaba mirándola y con solo un Miau en la fría y silenciosa mañana, entró y se sentó encima del libro que estaba en la mesa.

Con miedo, el padre y Margara, comentaron, que tal vez no deban seguir leyendo el libro, el gato se podría desaparecer; decidieron guardar el libro, le ofrecieron al gato comida y agua con un lugar caliente en el frío invierno, le colocaron por nombre Albert, como el abuelo.

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Albert el gato, vivió con ellos por muchos años, hasta que ella se casó, llegaron los hijos y se volvió viejita, la vida continuo y ella murió, el libro quedó en la biblioteca del salón principal de la casa, nadie supo del gato luego de la muerte de Margara hasta que alguien encontró el libro…

Por curiosidad, Comenzó a leer, esto era un pasatiempo de familia y era tan maravillosas las historias de aventuras y desafíos con los personajes del libro, que sin saberlo los protagonistas llegaron a tocar la puerta de casa. El gato apareció junto a Margara y su padre para acompañar al nuevo lector en sus horas de lectura. Pero esta vez cada vez que parada de leer ellos desaparecían de su casa.

Lo que nos indica que la lectura nos puede llevar a otro mundo y muchas veces ese mundo es nuestra propia historia…