Competencia de escritura de cuentos 122: Alba

^{Imagen hecha con canva, Arte digital realizado por @xpilar}

-Todo esta tan blanco y puro Sony, el invierno ya esta aquí, aunque debemos abrigarnos bien sino queremos enfermar.
-Alba, recuerda que nada puede pasarte aquí, Maya no dejaría enfermes, además todo lo que nos rodea tiene su magia.
-Es cierto, pero Maya casi no sale a pasear con nosotros como antes, supongo es una mujer muy ocupada.
-Ser la guardiana de Gradiente no es sencillo, ¿o sea que no soy divertido?, me ofendes princesa.
-Te he dicho que no me llames así, tengo tantos años sin ver el reino donde nací, aunque Maya siempre me ha hecho recordar mis raíces, solo una habitante más de las montañas.
-No una simple chica, eres como su hija, en realidad, por eso te protegemos, yo y todas las criaturas que puedes ver y las que no también.
-Gracioso, vendré mañana, debo ir a casa.

Alba camino todo el sendero a casa, su vestido se veía como una ola acariciando cada paso que daba, tarareaba una canción y algunas aves imitaban su canto, sintió que alguien aterrizaba y sonrió al ver que unas alas blancas se detenían.
-Mi niña, dijo Maya, la abrazo.
-Hola Maya, te has ido tan temprano hoy que no me dio tiempo de tomar té juntas.
-Tenía asuntos que atender fuera de Gradiente, pero ya estoy aquí así que vamos por galletas y una tarde juntas. Caminaron hasta casa, a pesar que Maya podía volar, disfrutaba esas caminatas con Alba, ella representaba esa calidez maternal que jamás podría sentir.
Llegaron a su casa y tomaron asiento en el jardín, todo apareció en la mesa.
-Lo siento niña, a veces prefiero la practica, ibas a tardar en prepararlo todo.
-Yo quería hacer, dijo probando su té, aunque esta delicioso como siempre. ¿Y como esta ese asunto que atiendes?
-Bien, se solventará, solo quiero que andes con Sony o con cualquier criatura de confianza en las montañas.
-Nada puede pasarme, recuerdas.
-Hay magia que tal vez sea fuerte igual a la mía, no te asustes, pero eres valiente, se precavida, me dará paz saberlo.
-Esta bien Maya. De repente sintieron estruendos de aviones sobrevolando las montañas.
-Quédate acá. Maya salió volando y Alba sabía algo no estaba bien.

Los aviones eran cada vez más, Sony llego a ella.
-Alba, debo decirte algo...
De pronto unas personas aparecieron a su vista vestían armaduras, y uno de ellos poseía una corona, miro sus facciones y dedujo que ese alguien seguro era cercano a ella.
-Alba, ven conmigo.
-No se quien es, váyase antes que Maya vuelva.
-El no te hará daño niña, es tu padre. Dijo Maya, su expresión era ilegible, yo te tome hace unos años del reino.
-No es cierto, me abandonaron de pequeña, tu me lo dijiste.
-A veces mientes para proteger una verdad que te hunde. Lo siento.
-Me separaste de mis padres, ¿por que?, dímelo.Dime que no eres vil.
-Lo soy, te use para vengarme de tu padre, pero es difícil cuando haces de esa venganza parte de ti y una muy especial, te quiero niña.
-Tu no sabes lo que es el amor, me engañaste, no se quien eres. Alba camino hacía su padre y no miro atrás, ni siquiera a un Sony quien lamentaba la perdida de su amiga.
-No destruiré tu mundo, ya tengo lo que quería, mantente lejos o tu raza pagará las consecuencias, la amenazo el rey.
-Alba... dijo Maya, llorando su partida.

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