Concurso semanal "Jugando a ser fotógrafo" #1 | Una cafetería y un museo

¡Hola y buen día a todos! El presente post forma parte de mi participación en la primera edición del concurso semanal Jugando a ser fotógrafo, organizado y auspiciado por @adeljose, al cual me invitó la compañera @lanegra2804. Invito a @bonzopoe, @themando y @mc5punk a participar en este interesante concurso, cuyas bases pueden ver aquí.

Las fotografías fueron tomadas con la cámara de mi teléfono Samsung A32.

El 23 de julio pasado cumplí años. Fue un día regular porque tuve muchos pendientes qué atender en casa, uno de los cuales estuvo a una de ser un duro golpe mi bolsillo gracias a las travesuras del cachorro de un pariente mío, a quien exigí que me ayudara con el costo de la reparación. Sin embargo, eso no impidió que saliera de casa y disfrutara mi día a solas; el primer lugar a donde fui a pasar mi tiempito fue Sempere, una cafetería literaria ubicada en el Centro Histórico de mi ciudad, Mérida, Yucatán. Sempere es un lugar donde uno puede relajarse y trabajar a gusto, incluso leer alguno de los libros que se encuentran colocados en los libreros o jugar los juegos de mesa que tienen a su disposición.

Un té y un pay de limón fue lo único que consumí; y debo decir que el pay es una delicia, pues no está exageradamente dulce y tiene un toque cítrico increíble.

Posteriormente acudí por primera vez, luego de dos años, al Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán "Fernando García Ponce" (conocido coloquialmente como el MACAY), ubicado a solo dos cuadras y media de la cafetería, y del cual hablé hace poco en un post fotográfico. Fieles a su tradición de tener variedad, aunque sea mínima, las exposiciones de esa ocasión me parecieron muy interesantes. Mi exposición favorita sin duda ha sido Abstracción poética, de Robert Motherwell, tal y como pueden apreciar en la siguiente fotografía.

Tras echarle una ojeada a todas las exposiciones de las salas, salí hacia el pasillo, en donde se encontraban algunas esculturas elaboradas por distintos artistas nacionales y extranjeros. Me detuve un momento en el balcón, donde se encontraban aquellas esculturas que han permanecido durante años en el museo; de todas ellas se destaca una que aún me arranca risas: la mano con la pata de pollo. A saber si el autor o autora de esta escultura quiso hacerle su declaración de amor al caldo de pollo o fue un modo de aliviar el estrés de estar creando esculturas por encargo; no sé, quizás fue un tributo a la gallina o al gallo que tuvo de mascota en su casa, o a los recuerdos de la infancia en el poblado en donde creció.

Y no creo ser la única que habrá pensado eso. Les apuesto lo que quieran a que hasta el señor de gorra y camisa colorida habrá pensado en eso.

Hay tantas historias que me he imaginado sobre esa escultura y otras obras más, que incluso estoy planeando dedicarles un post en la sección de Imaginarios de este blog para más adelante.

¡Nos vemos en un próximo post!