Mientras atravesaba la inmensidad del bosque cuyos árboles parecieran tener vida propia, no podía escuchar el sonido típico de las aves o el sonido del arroyo donde mi familia siempre se reunía, no podía escuchar ningún sonido que siempre di por sentado, solo escuchaba sus pasos incesantes, sin importar que tan lejos huyera pareciera que nuestra distancia solo se acortaba más y más. No sé cuánto corrí, solo sabía que mis piernas ya habían llegado a su límite hace mucho tiempo, pero si quería sobrevivir necesitaba seguir adelante sin mirar atrás.

En mi huida, lo que parecía un camino sin fin, encontré un árbol cuyo tronco era hueco, tal vez Dios había escuchado mis plegarias, tal vez hoy no era mi día para morir. Dentro de mi pequeño refugio comencé a contar los segundos y cada respiración que daba, pues podría ser la última, al mismo tiempo comencé a recordar cómo había llegado hasta aquí, como ese hombre comenzó a perseguirme a mí y a mi familia sin razón aparente.

Era una mañana como cualquier otra, mis padres lideraban el camino al arroyo mientras mi hermanito y yo discutíamos por saber quién era el más veloz, pareciera que las aves estaban en sintonía con nuestra discusión y querían saber quién cantaba mejor. No recordaba que hice ni que dijo mi madre antes de salir de casa, tal vez fue un alago, tal vez fue un regaño, no lo sé, es realmente extraño, creerías que cuando estas a punto de morir lograrías recordar de manera precisa los momentos relajantes y felices que viviste antes del fatídico momento, pero la realidad es otra, solo recuerdas cosas sin sentidos como esa discusión con mi hermanito.

- “¡Alicia, Alexis, podrían dejar de discutir! Ambos son veloces, ahora coman y beban para regresar rápido a casa” – Mi madre estaba impaciente, pensé que siempre le gustaba arruinar la diversión de todo lo que hacíamos, después de todo no sabía exactamente los misterios del bosque.

- “Pero mamáaaaaaa! Tenemos tiempo sin recorrer el bosque, necesito hacer otra carrera con mi hermana para demostrarle que he mejorado y soy más rápido ahora” - Dice Alexis con ese tono infantil que siempre odié pero que ahora sé que voy a extrañar.

- “Ja ja ja, ¿solo porque creciste un par de centímetros crees poder superarme? siempre verás mi espalda cuando compitamos, nunca lo olvides” - Esta sentencia la dije con mucho orgullo, siempre fui ágil y sabia mis capacidades.

- “Guarden silencio” - Pude denotar la ansiedad y la preocupación de mi padre por su tono, esto me hizo dar cuenta que algo no estaba bien. – Cariño ¿logras escuchar eso?

- “No escucho nada” – Contesta mi madre algo consternada.

- “Exacto, no se escucha na-” - Antes de terminar la frase, observo como mi padre queda petrificado, observando un punto en específico. Tenía miedo de voltear y percatarme de que cosa podría asustar al ser más valiente y fuerte que he conocido, pero aun así me obligué a hacerlo y mayor fue mi sorpresa cuando lo vi.

Era un hombre robusto, con mirada serena, como si nada lo pudiera perturbar y él mismo fuera parte del bosque, esto en contraste al arma que tenía, lo reconocía ya que mamá siempre nos advertía y nos pedía que huyéramos si llegábamos a ver uno, ya que estas personas no se detendrían hasta asesinarnos, no existía razón, simplemente llegaron un día y comenzaron a hacer de las suyas, sin ningún tipo de consecuencias, sin ningún tipo de castigo para ellos, solo la muerte estaba presente cada vez que aparecían.

- “Mami, tengo miedo” – Tal vez Alexis pensó en la misma conversación que tuvimos con nuestra madre pues su tono de voz era una mezcla de emociones. Él y yo sabíamos lo que pasaría a continuación.

- “¡CORRAN!” – Mi padre dijo con firmeza mientras se abalanzaba contra aquel hombre.

- “BAMM” - No tuvimos tiempo de pensar ni mucho menos de huir cuando escuchamos un sonido estremecedor – “PAPIIIIIIIIII” – el llamado desgarrador de Alexis me hizo entrar en razón.

- “Alexis, dijiste que querías competir ¡es momento de hacerlo! Corre, corre lo más rápido que puedas junto a tu hermana y no miren atrás, solo sigan adelante, estaré justo detrás de ustedes”

Cuando mamá decía esto, no pude evitar preocuparme por mi padre por lo que dirigí mi mirada hacia su dirección y allí estaba él, encima de su cuerpo herido, degollándolo sin ningún tipo de vacilación, la sangre brotaba de tal manera que mi esperanza para que pudiera sobrevivir se extinguió.

La mirada del cazador se posó en mí, esta vez sus ojos demostraban orgullo y un tono de burla, como diciéndome que este era mi futuro. Esta vez no espere que mi madre insistiera, empujé a Alexis y corrí lo más rápido que pude.

- “¡Abandonaste a nuestra madre!” – Fue lo primero que expresó cuando nos tomamos un descanso para seguir huyendo.

- “Mamá estará bien, ella es inteligente y los podrá burlar, si nos hubiéramos quedado solo seriamos un estorbo para ella” – No estoy segura si digo esto para consolarlo a él o para consolarme a mí. – “Ya estamos cerca de la zona segura que nos indicó papá, así que continuemos”

- “Hermana……” Por su tono de voz sabía que no era bueno, observé el panorama y vislumbré su chaleco característico, no podía creer lo rápido que nos había alcanzado, pero lo más importante, ¿dónde estaba nuestra madre?

- “Es hora de demostrarme lo mucho que has mejorado, me pregunto si esta vez podrás ganarme” – Digo tratando de sonar casual. – “A la cuenta de tres, ¿listo? – Tomo un gran respiro y sin darle tiempo de responder grito “Tres”

Observo como Alexis corre con todas sus fuerzas, pero en lugar de dirigirme a la zona segura, como él lo hacía, me dirijo en dirección al asesino, logrando esquivarlo y rezando para que me siga a mí y no a mi hermanito.

Al terminar mis recuerdos de este fatídico día, y al observar el ocaso, mis esperanzas comienzan a elevarse. Tal vez haya sido una ilusión, pero juraría que escuché a mi madre llamar mi nombre, sin embargo, al levantar mi mirada, allí estaba él, o eso creía, a pesar que no era la persona que asesinó a mi padre, no existe diferencia alguna, es decir, como pude olvidar que su especie caza en grupo.

Si trato de buscar una razón para esta situación tan aterradora, solo puedo pensar que es debido a que los humanos son cazadores por naturaleza, y nosotros, los ciervos, su presa.

"Gracias a @adeljose por su iniciativa en este proyecto y espero que puedan disfrutar leyendo mi historia. Esta fue inspirada en el cuadro pintado por nuestro tío politico en el año 2002 y el cual esta colgado con orgullo en nuestra sala de estar"