Hablar sobre FELICIDAD se me hace bastante profundo y complejo, por qué hay tantas definiciones, tantas interpretaciones que se me hace bastante díficil poder elegir una sola idea y decir que el resto están erróneas. Pero sí que podría hablar de mis vivencias experimentando la felicidad.

En un punto de mi vida creí que para alcanzar la felicidad debíamos tener todo lo que siempre hemos anhelado, como las cosas materiales y alcanzar una meta y sentirnos realizados. Estás situaciones por supuesto que ayudan a alcanzar la felicidad pero no son la felicidad. Muchas veces confundimos a el estado de ánimo "feliz" con el hechos de tener "felicidad".

Cuando aprendí a separar estas dos palabras y darles sus conceptos debidos entendí que la felicidad no es estar siempre feliz, sino aceptar a la vida tal y como es, con todos sus altibajos, entender que como seres humanos es díficil erradicar las malas situaciones con las que podamos encontrarnos en este viaje llamado VIDA.

Esos dos ejemplos les acabo de dar FUI YO en algún punto de mi vida. Experimenté las dos situaciones y más tarde pude comprender que se puede estar viviendo la peor de las situaciones y encontrarse en una profunda FELICIDAD, entendiendo que la felicidad es una decisión propia.

Cuando decidí tener felicidad tuve que despojarme de muchas cosas que oscurecían mi alma y mi persona, olvidandome del rencor y empezando a perdonar, dejando la envidia de lado y empezando a celebrar los logros de los demás, dejándome de comparar y aceptándome tal y como soy, olvidandome de las preocupaciones y empezando a ocuparme en resolver los problemas, siendo agradecida y tener calma en todo momento.

Esto no significa que dejemos de sentir rabia, tristeza o inseguridades, pero si nos ayudará a aceptar las malas situaciones y saberlas enfrentar de la mejor manera posible. Por eso a raíz de mis propias experiencias puedo decir que TENER CALMA EN MEDIO DE UNA TORMENTA ES TENER FELICIDAD.