Desde pequeños, en nuestra formación tanto personal como intelectual, escuchamos la palabra “éxito” innumerables veces, los adultos que nos acompañaron en nuestro crecimiento se encargaron siempre (a excepciones de algunos casos) de hacernos saber que debíamos trabajar arduamente hasta lograr alcanzar el éxito. Cuando escuchaba decir esto, me imaginaba a mí misma teniendo un carro, en mi propia casa, con una familia feliz, pero a medida que fui creciendo me daba cuenta que a causa de las circunstancias mis deseos iban cambiando y con él mi concepto sobre “tener éxito”.

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Sé que para muchos esto significa lograr la libertad financiera, o quizás, materializar sus proyectos, y es un pensamiento bastante acertado (porque si, las cosas materiales también son importantes), pero a lo largo de los años he descubierto que hay algo más importante que eso y se trata de nuestra estabilidad emocional, porque ¿Cómo podría una vida ser exitosa si es carente de bondad, humildad o amor?, de nada sirve haber suplido todas tus necesidades y darte los gustos que quieras cuando en realidad cada día sufres porque solo te acompaña la soledad o porque la amargura te roba la paz y no te deja ver lo bello de la vida, O ¿Cómo se puede llamar a alguien exitoso cuando todo lo que ha alcanzado ha sido pisoteando a otros, dañándolas emocionalmente o despojándoles, de alguna manera u otra, sus pertenencias? A nadie se le debería catalogar como “exitoso” cuando todo lo que ha conseguido ha sido aprovechándose de los demás.

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Por eso, ahora creo que las emociones son el pilar más importante para alcanzar el éxito.

Cuando somos capaces de colocar sobre una balanza nuestras prioridades, y visualizar como tercera persona nuestros actos para poder hacernos conscientes de lo que está mal, es cuando ya hemos iniciado EL VERDADERO CAMINO HACIA EL ÉXITO. Trabajar en el amor propio, en nuestra confianza, en nuestros buenos valores, son los primeros pasos para alcanzar nuestros objetivos, bien sea materiales, como comprar una casa, o emocionales, como tener una buena autoestima.

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Poder manejar nuestras emociones, a veces es mucho más difícil que el esfuerzo físico, por eso la mayoría de las personas prefieren centrarse en conseguir solo dinero, confundiendo el éxito con el poder adquisitivo, que mirar dentro si para descubrir las grietas de su alma y trabajar en su propia paz.

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Finalmente, cuando estamos lucidos de nuestras fallas y errores, es mucho más fácil, al igual que satisfactorio, hacer realidad nuestros deseos, y el éxito llega mucho antes de lo previsto, dándonos una sensación de que todo en nuestra vida está en perfecto orden y alineado con el universo.

¡Muchas gracias por leer mi participación!

Lo hice con mucho amor y deseo de que les sirva de algo.

¡Hasta pronto!

VERÓNICA GONZÁLEZ