Sabrina, una joven de 17 años, hija de un importante abogado y una doctora muy reconocida, debió regresar de la universidad hace horas, ya son las 5 de la tarde y ninguno de sus amigos sabe dónde está, nadie la ha visto, llaman a su teléfono celular y cae la contestadora, la buscan en casa de sus amigas, en los lugares donde frecuenta estar, nada. Buscan en su cuarto algún indicio, consiguen una carta en su cama.

Queridos papá y mamá, los AMO!, con todo mi corazón y respeto quiero que sepan que los amo. Sin embargo, quiero vivir mi vida, quiero ser yo misma, sé que quieren cuidarme de que no me pase nada malo, y lo agradezco, pero quiero aprender de mis propios errores. Entre semana casi siempre almuerzo y ceno sola, ya que uds están en sus respectivos trabajos, papá defendiendo a los desprotegidos, mamá salvando vidas en el hospital.

Los fines de semana, a veces puedo hablar con uds, sin embargo, sus teléfonos siempre están atentos a cualquier llamado, muchas conversaciones inconclusas. Ya se me olvidó lo que es que nos comamos una pizza viendo televisión, o que vayamos al cine, seguro que no saben cómo se llaman mis amigas, cual es mi programa favorito, o qué es lo que realmente quiero estudiar, por que les aseguro que no son precisamente leyes o medicina.

Quiero expresarles lo que siento, lo que quiero, y aunque no quiero decepcionarlos, no encuentro la manera de hacerlo, siempre están ausentes, aún cuando están en casa. Mi abuelo me decía que debo ser libre de cuerpo, de alma, de pensamiento y espíritu, y para hacerlo debo hacer lo que más me apasiona, pues bien, les cuento: Me apasiona la danza y el teatro, me encanta bailar y lo hago muy bien, al menos eso me dicen mis amigas y mi profesora de danza de la universidad, mamá tú también bailabas, te acuerdas cuándo me lo contabas?; también me apasiona el teatro, representar un papel, actuar, Dios mío, papá tenías razón, qué emoción tan grande es hacerlo, te acuerdas cunado me contabas que te gustaba actuar?.

En la universidad, uds me inscribieron para estudiar leyes, ah, pero lo que no saben es que me cambié de carrera, ahora estudio artes escénicas, mamá firmó la solicitud de cambio, cuando le llevé los papeles de autorización de servicio comunitario. Sí, a mi también me gusta ayudar a la gente, tal vez no lo haga por medio de las leyes como tú papá o tal vez no tenga que operar a una persona como tú mamá, pero si los ayudo a que tengan sueños, esperanzas, ilusiones, a que luchen por ellos.

Antes mi vida la sentía secuestrada, me sentía prisionera de los qué dirán de la sociedad, me sentía atada por aquellos que decían: "Ella es Sabrina la hija del abogado, o la hija de la doctora", sentía que mi vida no me pertenecía, que estaba secuestrada.

Hoy, logré escapar, le di fin a mi cautiverio, hoy fui rescatada por mis pasiones, no más ataduras. Estoy en el teatro, a las 7:00 se estrena la obra que escribí inspirada en uds, se llama "Resurrección", aquí están dos entradas para la primera fila, asientos reservados por la autora de la obra. Espero que encuentren esta carta a tiempo y que puedan llegar puntuales.

Los hijos no siempre queremos seguir los sueños de nuestros padres, queremos vivir nuestros propios sueños.