Esta es la historia de Soledad una mujer de 65 años madre de cuatro hijos (Amanda, Brenda Fernando y Simón) jubilada con buena posición económica y a quien la vida la castigó con un viejo amargado, Jacinto quien ha sido su esposo desde hace 40 años. También tenía dos perros y un gato Esta joven señora quien gozaba de buena salud por alguna extraña razón estaba obsesionada con no morir por lo que evitaba cualquier situación que pusiera en riesgo su vida, tanto así que tomaba agua en sorbos pequeños por temor a ahogarse, dormir era una tortura porque no sabía si iba a despertar y por si fuese poco le daba miedo estornudar.

A su edad sentía que tenía cosas pendientes por hacer, pero eso si dentro de los límites de lo que ella consideraba seguro para su vida. Sin embargo todo lo que quería hacer debía iniciarlo sola, porque sus hijos ya estaban grandes y demasiado ocupados para pasar tiempo con ella, y su dulce esposo no era la mejor opción como compañía, de manera que hizo todo aquello que quiso acompañada por sus dos perros y el gato.

Contrató los servicios de un taxista, Juan un hombre extraordinario quien amablemente se puso a sus servicios. La llevaba a donde ella quisiera, la escuchaba con mucha atención sin juzgarla y poco a poco se volvieron muy buenos amigos. Juan la alentaba a que dejara el miedo absurdo que tenía a morir, pues debía ver la muerte como un proceso más de la vida que tarde o temprano nos va a llegar y de la manera que menos esperamos, probablemente se perdió de hacer muchos cosas por ese temor absurdo.

Esas palabras resonaron en la mente de soledad, ella se fue a dormir y a la siguiente mañana se levantó, hizo un bolsito con lo necesario agarró el teléfono y llamó a Juan diciendo: Buenos días amigo, espero que hayas tenido una excelente noche, quiero decirte que pensé mucho en tus palabras y tienes razón, he vivido mucho años desperdiciando oportunidades increíbles. Si estás disponible me gustaría que me prestaras tus servicios para hacer algunas cosas esta semana empezando por el día de hoy.

Juan muy emocionado sin dudar respondió con un rotundo: Si, en media hora paso por usted amiga.

En una travesía muy larga soledad Visitó el teleférico de Mérida, conoció los Roques y el parque Canaima, se fue al Zulia y probó los huevos chimbos y el aguita e sapo, se pintó el pelo de rojo. Ayudó a varios niños de la calle consiguiéndoles comida y un hogar, donó dinero a varias fundaciones que salvaban animales en riesgo. Compró tres autos último modelo. Organizó actividades para personas de la comunidad con las cuales se tomó muchas fotos. Al finalizar esa semana, Soledad sintió que apenas empezaba a vivir por lo que agradeció mucho haber encontrado a aquel taxista.

Esa sensación de felicidad se empeñaba de nostalgia y tristeza al darse cuenta que todo lo estaba haciendo sola con una persona extraña y sus animales, y que ayudar a otros le producía mucha felicidad. Por lo que decidió tomar un poco de dinero, lo necesario para los años que tenía por vivir e hizo sus maletas y partió a un lugar donde nadie la conociera y ser feliz haciendo cosas simples, pero antes quiso dejar un papel con su abogado de confianza.

Un día el abogado reúne a la familia para leer el fulano papel. Los hijos y el esposo desconcertados no entendían la situación por lo que pidió silencio y que no se interrumpiera su explicación: Familiares de la señora Soledad, me encuentro hoy frente a ustedes para leerles la ultima voluntad de su madre.

"Queridos hijos, quiero decirles a los amo con todo mi corazón y que disfruté mucho ser su madre y dedicar parte de mi vida a cuidarlos, criarlos bien hasta la vida adulta tarea que finalizó hace mucho tiempo, hoy me voy para que no sientan que soy una carga para ustedes y es una decisión que me tiene muy feliz. Esposo a ti te agradezco por quererme a tu manera y por estar conmigo tantos años, quiero decirte que eres libre de vivir tu amargura ahora si en SOLEDAD, o con otra compañía, pero yo no me la calo más. Los reuní para informales que sé que todos esperaron mi muerte para poder tomar mis pertenecías y dinero, sepan que si, partí y partí a un lugar mejor donde estaré tranquila y feliz. Pero antes quiero decirles que mi casa la que heredé de mi hermosa mamá se las dejo a ustedes cinco, resuelvan como puedan la división ustedes verán si llegan amablemente a un acuerdo o se les irá la vida peleando por ella. Los tres autos que están en el garaje son para mi amigo Juan, el taxista. Y el dinero queda divido de la siguiente manera: 60% fue donado a una lotería a ver quién se lo gana, no me quiero enterar de eso y 40 % lo tomé para mí e irme de viaje. Porque no, no morí me voy pal´ carajo porque aquí ya no soy feliz"

La bendición, un beso y se me cuidan.

¡GRACIAS POR LEERME,
QUE TENGÁIS EL MEJOR DÍA DE TU VIDA!

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