Me enseñaron en la universidad que los loros no tienen lenguaje, que ellos solo imitan sonidos; el lenguaje es una expresión del pensamiento; nuestro aparato fónico es activado por el sistema nervioso y emitimos sonidos o fonemas, con los que expresamos nuestras ideas, sentimientos.

Así que cuando la gente decía: "El loro de fulano si es inteligente, cómo habla", yo les corregía y les daba algunas explicaciones al respecto.

Pero el loro de mi vecina, Demóstenes, me pone a dudar al respecto; yo pasaba y decía: "Trúa, hola mi amor".

Bueno, pensé, esos solo son sonidos que aprendió.

Pero luego vi cómo se reía cuando un niño se cayó de su bicicleta, y no había más nadie viendo ni riéndose: "Jajajaja, anda a sobate" le dijo.

Luego vi, con asombro, cómo pasó varios días calladito cuando un vecino murió; puedo asegurar que tenía un gesto triste.

Pero a todo eso le busqué una explicación científica.

El sábado pasado, decidí enfrentarlo, le dije: "Hola, buen mozo" y me guiñó un ojo.

Le tiré un besito y me dijo: "Qué rico, mi amor, trúa trúa".

"Tú, no respetas", le dije poniéndome seria.

Se escondió detrás de un mueble de mimbre y me dijo: "Ay, pero qué brava".

La verdad, me asusté y me alejé de ese loro atacón.

Cuando iba yo por la esquina, volteé para verlo, entonces se rió burlonamente y me gritó: "Gueje, gueje, tiene miedo".

Ahora paso lejos de él, este loro de mi vecina, rompe todos mis esquemas.

Si deseas unirte a este concurso aquí la información