Lucía estaba sola en su penthause de Miami, rodeada de lujos y de gente que le servía ante el sonido de una palmada. Su riqueza no fue producto de un golpe de suerte, ella se forjó su futuro estudiando incansablemente para ser una experta en ingeniería petrolera y lo logró. Fue la primera de su promoción y ganó una beca para viajar a Arabia Saudita a hacer una Maestría.

A su llegada al continente asiático sintió la llamada del compromiso académico y en pocos días se convirtió en la mejor estudiante. Su presencia intimidaba a sus compañeros de clase. Era, aparte de inteligente, hermosa,aunque nadie se lo hacía saber.

Cuando culminó sus estudios, los contratos, el dinero y los lujos comenzaron a aparecer. Se sentía feliz por las metas cumplidas, pero la soledad se había convertido en su sombra y, de vez en cuando, la sumergía en piletas de depresión, de las que le costaba escapar.

Un día recibió una llamada a su teléfono celular; al principio la rechazó por no tener el número registrado, pero luego, ante la insistencia del llamador, decidió responder. De inmediato reconoció la voz de Jean Manuel, su gran amor de infancia, el único que había logrado apartarle el pensamiento de los problemas matemáticos.

A pesar del tiempo que tenían sin hablar, la comunicación fluyó con naturalidad. Jean Manuel le contó que estaba en Miami para cerrar una negociación importante de su empresa, y recordó que le habían dicho que ella vivía allí, así que deseaba verla un rato para conversar. Era la primera vez que Lucía recibía una invitación a salir, sin que estuviera relacionada con asuntos de trabajo.

La velada fue idílica: cenaron, tomaron vino, fueron a la playa y se columpiaron por largo rato recordando las vivencias de la infancia. Jean Manuel le confesó a Lucía que siempre la había amado, pero que no se atrevía a confesárselo, porque no se sentía a su nivel; ella, por su parte, reconoció que ese había sido el momento más feliz de su vida.

Ahora, todos los fines de semana, los dos recorren las playas de Miami, agarrados de la mano, se columpian a la luz de la luna y agradecen al destino por haberlos juntado para siempre.

Invito a mis amigos @casv, @silher y @marcybetancourt. Aquí la información