Ahora tenía que pensar en una salida, las cosas se salieron de curso, lo miró largo rato y todavía no comprendía lo que había pasado, sin embargo, sentirse amenazada fue la llave para abrir la verdad.
—¿Por qué me hiciste esto?
—Es algo circunstancial, a final ibas a tener un beneficio
—¿Un beneficio? ... Perder mi trabajo, mi reputación y caer en una cárcel, mientras tú volabas fuera del país.
—Hay mucho dinero en juego, era poder aprovechar la oportunidad.
—Ocho años y no pude darme cuenta de la vida que llevabas, ¿quién eres?
—Así te protegía.

Cuando el gerente me llamó nunca imaginé que la vida me estaba dando una vuelta completa.
—Siéntese, señora Morillo, voy a ir directo al grano, nunca me imaginé que usted fuera a robar el banco.
—¿Qué dice? ¡Yo no he robado a nadie!

Salió temblando de aquel edificio, no entendía, ella no había hecho nada y de aquello que la acusaban, el responsable no podía ser otro que su esposo, así se lo dijo al gerente y le prometió aclararlo todo, él le dio la oportunidad, solo por poco tiempo. Llegó al apartamento y empezó a voltearlo todo, hasta que vio los paquetes dentro del closet, allí se encontró con mucho dinero y otros paquetes de drogas. Se sentó a esperarlo.
—¿Qué haces aquí?
—Te esperaba, ya se lo que me hiciste en el banco y sino aclaro todo, la policía vendrá a buscarme.
—¡No sé de qué me estás hablando!
—¡De esto! — le gritó y tiro los paquetes al piso.
El la miró, pasó la mano por su cabello.
—Puedo explicarte, eso no es mío, solo le hago un favor a un amigo y me gano algo.
—¿Y qué crees que le diré a la policía?... mi esposo es una persona muy buena, les hace favores a los amigos y le dejan algunas propinas.

Agarró todo el dinero, lo guardó en su bolso, puso la droga a su lado, tenía que salir como si nada hubiera pasado, ella sabía que esa era la hora que nunca estaba en casa, luego fue al baño para chequear el maquillaje, salió a la calle con el dinero.
—Debo irme a pie, atravesaré el parque, lo que no se es ¿de quién voy a huir? nunca vi a sus amigos o los que están detrás de todo esto, será mejor que siga caminando.
Todavía sentía el temblor en todo el cuerpo, haber hecho eso le parecía imposible, tantas veces vio series policiacas no recordaba nada parecido, solo tuvo que fingir un estado de angustia y dejar escapar un poco de lágrimas, luego abrazarlo sabía que estaba armado, así que pude sacársela y lo apunté.
—¿Qué haces?... ¡Dame eso!...
—¡Si te acercas disparo!
—Tu no vas a hacer nada, —se me vino encima y apreté el gatillo.
Por eso me vestí de esta manera, tenía que parecer diferente, la señora Montilla nunca sale así a trabajar, no voy a pagar por ti cariño, pero, ¿adónde voy? ¿cuál será el camino correcto? No importa, podré irme a cualquier lugar, debo hacerlo ahora, ya oigo las sirenas.
—¡Sargento! El hombre está muerto, solo falta el dinero.
—¿Alguien vio lo que pasó?
—Esto estaba muy solo Sargento.
—Parece que alguien necesitaba el dinero.