I found him wandering through the seventh troop, from the last virus, that's what they called the last world pandemic that was ending everything, the puppies were execrated as carriers of the terrible disease. After these useless deaths, scientists confirmed that dogs did not contain it, nor did they transmit it. But the city turned into chaos and they wiped out everyone. In panic the owners handed over their pets. But it was too late, we wouldn't find one more when they discovered it.

There I found this little guy somewhat thin, but quite a survivor. My heartbeat accelerated, how I would protect him and take him home. On the way back home there was a lot of vigilance, they would see him and they were forbidden in the citadel. He was very docile, but a little shy. I called him Bob because he would be the rebuilder of the hive. I gave him some of the cookie that I had in my pocket and wrapped it in my jacket.

Mentally I drew a safe path, on the tram to the back entrance and then walk a few blocks to the hive, but I did not count on their slight howls. I took the rubber band from my wristband and wrapped her snout. He hoped this didn't hurt him and he could keep breathing. He'd seen it when crocodiles were caught on old nature shows.

We managed to get home safely. As always my parents were away, their jobs kept them busy. Some warm milk for Bob and a glass of chocolate for me. How long could I keep it hidden from the sight of my adults. Soon I would find out Bob was confident and happened that the door to my room was left open and he left. He must have nibbled on several mom's shoes, climbed on the living room furniture, and I don't know how he opened a kitchen cabinet. There were white paws all over the house and that's how my parents finally discovered me.

Bob still lives with us, we have a spacious enclosed yard for him, my dad has tried several times to get a legal permit to have a pet, but to no avail. So only two or three friends from school enter the house who know it and keep their elbow-friend oath, inviolable until death.

He grew up and lived almost 10 years of his natural life. I don't know if he had a happy life. But it did make a child happy.

Una historia graciosa (Español)

Lo encontré vagando por la séptima tropa, desde la última virulea, así llamaban a la última pandemia mundial que estaba acabando con todo, los cachorros fueron execrados como portadores de la terrible enfermedad. Después de estas muertes inútiles los científicos confirmaron que los perros no la contenían, ni la transmitían. Pero la ciudad se volvió un caos y acabaron con todos. Llenos de pánico los dueños entregaron sus mascotas. Pero ya era muy tarde, ya no encontraríamos ni uno más cuando lo descubrieron.

Allí encontré a este pequeño algo delgado, pero todo un sobreviviente. Se me acelero los latidos, como lo protegería y lo llevaría a casa. En el camino de regreso a casa había mucha vigilancia, lo verían y ellos estaban prohibidos en ciudadela. El era muy dócil, pero un poco tímido. Lo llame Bob porque sería el reconstructor de la colmena. Le di un poco de galleta que tenía en mi bolsillo y lo envolví con mi chaqueta.

Mentalmente dibuje un camino seguro, en el tran hasta la entrada posterior y luego caminar unas cuadras hasta la colmena, pero no contaba con sus leves aullidos. Tome la goma elástica de mi muñequera y le envolví el hocico. Esperaba que esto no lo lastimara y pudiera seguir respirando. Lo había visto cuando atrapaban cocodrilos en los programas de naturaleza antiguos.

Logramos llegar a salvo a casa. Como siempre mis padres no estaban, sus trabajos los mantenían ocupados. Un poco de leche tibia para Bob y un vaso achocolatado para mí. Por cuanto tiempo podría mantenerlo oculto de la vista de mis adultos. Pronto lo averiguaría Bob agarraba confianza y paso que la puerta de mi cuarto quedo abierta y el salió. Debió mordisquear varios zapatos de mama, subirse en los muebles de la sala y no sé cómo abrió un mueble de la cocina. Había patas blancas por toda la casa y así fue como mis padres me descubrieron al fin.

Bob sigue viviendo con nosotros, le tenemos un espacioso patio cerrado, mi papá ha intentado en varias ocasiones conseguir un permiso legal para tener una mascota, pero sin resultados favorables. Así que en casa sólo entran dos o tres amigos de la escuela que lo saben y mantienen su juramento codo-amigo, inviolable hasta la muerte.

El creció y vivió casi 10 años de su vida natural. No sé si tuvo una vida feliz. Pero si hizo a un niño feliz.

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