Camino a lo desconocido.

in WORLD OF XPILAR4 years ago

Hola, de nuevo, amigos lectores de WORLD OF XPILAR. Espero que estén pasando un día fantástico. Esta es mi participación para el concurso propuesto por mi paisano @adeljose, una historia que espero se disfruten mucho, pues fue hecha con todo el amor del mundo para ustedes.

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Camino a lo desconocido.

¿No les pasa, qué a pesar de que un lugar les produzca miedo, aun así quieren acercarse? Así le pasó a Amanda Evans, una muchacha de quince años al pasar por la calle 57, que los chicos de su colegio llamaban “la vía al infierno”. Ésta calle era peculiar. Si bien se parecía a todas las demás en su pueblo, en ella habían ocurrido eventos atroces. Decían que una niña de siete había aparecido colgada del árbol de su casa, en una rama que suspendida encima de la calle.

Esa mañana, los vecinos se quedaron impresionados, y poco a poco la mayoría se fue del vecindario

La policía había encontrado dibujos suyos manchados de sangre en donde aparecían piñatas con su nombre escrito: «Emy». En el cuarto de sus padres también se encontraron restos de sangre y mechones de cabello rubio. Aunque las sospechas iniciales fueron que se trataba de un homicidio, fueron descartadas por falta de evidencia. Nadie pudo probar, tampoco, que sufriera abusos.

Eran las 6:00 PM cuándo Amanda tomó valentía, se ajustó la mochila y caminó intentando atravesarla lo más rápido posible. «—Las chicas estarán impresionadas cuándo se lo cuente—pensó.»

Otro acontecimiento misterioso fue la desaparición de Nathaly Blake, quien se esfumó como por arte de magia. Algunas personas la vieron pasar por aquella calle, aunque nadie se atrevió a seguirla o acompañarla. Lo curioso es que al pasar las tres semanas de su desaparición, fue hallada inconsciente en medio de la calle “maldita” con marcas en las muñecas y los dedos índices de ambas manos amputados.

Cuando se le interrogó, ésta respondió que no sabía qué había sucedido todo ese tiempo, pero al pasar una semana, empezó a tener pesadillas, que poco a poco se fueron convirtiendo en alucinaciones, hasta que asesinó a sus padres disparándoles en la cabeza con un arma de caza alegando que ellos eran unos demonios disfrazados de sus verdaderos padres y que aquellos habían sido descuartizados y tirados al rio. La chica aún permanece internada en el hospital psiquiátrico «Alegría y paz».

Amanda evitaba ver aquellas casas en decadencia, con la pintura desgastada y los techos desiguales que habían sido prácticamente abandonadas por la mayoría de sus antiguos habitantes. Al pasar por la décima de ellas, una mujer con el pelo alborotado, la ropa sucia y bajo peso la llamó.

—Oye, chica, ¿podrías venir hasta acá?

Amanda aparentó que no la había oído y aquella mujer insistió:

—¿Ey, no me estás oyendo?

Amanda se detuvo tratando de ocultar los nervios que sentía.

—Disculpe señora, llevo prisa —le respondió Amanda.

—No me digas que tú también te crees las tonterías que se dicen de este lugar —dijo viéndola sin parpadear—. De lejos me pareciste la menos estúpida entre toda la gente que vive en este pueblucho ¿Cómo te llamas?

—Amanda —respondió ella.

—Toda mi vida he vivido aquí y la verdad es que esta calle es menos interesante de lo que parece. Necesito ayuda para sacar un mueble que mi perro se orinó, ¿será que vienes?

—Co-como ya le dije, voy tarde y…

—¡Qué miedosa eres! Dime, ¿te parezco una asesina? Será mejor que te vayas, estás temblando de miedo—dijo la mujer y se giró hacia su casa.

Amanda era de esas chicas que les gustaba presumir de lo valiente que eran hablando sobre películas de terror e historias de misterios, así que no quería parecer un conejillo asustadizo delante de aquella señora, aun cuando se tratase de una extraña.

—¡No, espere! Tal vez no pase nada si me tardo un poco—dijo, intentando que la voz no se le quebrara.

La mujer sonrió y en su sonrisa había varias piezas podridas.

La extraña abrió la puerta de la casa y le hizo una seña con la mano para que la siguiera. Amanda accedió y entró en la casa, pero se detuvo cerca de la puerta. La casa era bastante bonita, pero desprendía un ligero olor a putrefacción.

«—Tal vez me deba ir—se dijo, temblando ligeramente»

—No te quedes allí parada, sígueme.

—Okey.

Ambas bajaron por unas escaleras hasta el sótano. El lugar carecía de iluminación, la mujer sacó una linterna y la encendió.

—Las bombillas de abajo está dañadas —explicó.

—Sabe una cosa, creo que ya debe estar oscureciendo y mis padres realmente se molestarán si me tardo.

—Ya casi terminamos.

El bombillo titiló y Amanda vio un montón de frascos con fetos dentro.

—Me voy de aquí…

—No te asustes, son los hijos que perdí.

Amanda se regresó por las escaleras despavorida, pero subiendo se resbaló y cayó. La mujer le ofreció la mano para ayudarla a levantarse y ella la rechazó con un manotón, así que la extraña le sujetó el brazo con fuerza para retenerla.

—¡Déjame ir! —gritó Amanda y se zafó.

Subió las escaleras y llegó hasta la puerta para salir. Pero al tratar de abrirla se dio cuenta que tenía el seguro puesto. La mujer subió y la alcanzó, apagó las luces de la casa y empezó a cantar con una voz infantil:

Niña hermosa, ¿por qué te vas?
Cien veces te quise tener
Cien veces te vi marchar
Pero ahora aquí estás
Con tus risos manchados de sangre
Tus ojos y tu boca, gusanos van a guardar.

—¡Aléjate de mí o te haré daño, te lo advierto!

—No te conviene salir de noche a la calle, niña, hay mucha maldad allá afuera. Será mejor que te quedes hasta mañana.

—¡Me vas a dejar salir o no respondo!

En ese momento, afuera se apagaron todas las farolas.

—Está bien, vete—dijo la mujer mientras abría la puerta.

La muchacha de inmediato salió corriendo para la calle. Le aterraba que todo estuviera a oscuras, Dios sabe que sí, sus piernas temblaban como gelatina, pero no confiaba en aquella extraña.

Mientras corría vio a una niña en medio de la calle y desaceleró el paso.

«—Tal vez esté pérdida —se dijo»

—Niña, ¿qué haces sola en la calle a esta hora?

—Tú también estás en la calle…—respondió.

—Pero yo…—hizo una pausa y aceptó—. Tienes razón, y ninguna debería estar por aquí. Vamos, te llevaré a tu casa.

—¡No quiero ir a mi casa! Mis padres son muy malos.

—Está bien, iremos a donde ti quieras, pero salgamos de aquí—dijo Amanda con prisas—. Créeme, no te conviene estar en este lugar.

—Llévame hacia allá —La niña señaló el árbol donde antes se había colgado Emy y a Amanda le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo.

—¿Para qué quieres ir hasta allá?

—Es que soy una piñata, ¿ves?

La niña se sacó caramelos de los bolsillos del vestido.

—No, niña, ya vámonos. No sabes lo que estás diciendo.

—Tú también eres una. Revísate los bolsillos.

Amanda se revisó los bolsillos y lo que sacó de ellos hizo que el corazón casi se le saliera del pecho. Sus puños estaban llenos de gusanos. Al volver a subir la mirada, vio a la niña, ahora con los ojos y la boca llena de gusanos. Amanda soltó los que tenía en los puños y corrió con todas sus fuerzas.

La niña, sin embargo, aparecía siempre delante de ella y la calle se alargaba, y se oscurecía.

Amanda estaba aterrada como nunca antes. Las lágrimas se le salieron de los ojos. Su respiración estaba sofocándose del cansancio, pero detenerse no era una opción.

De aquellas casas abandonadas empezaron a salir personas con trajes antiguos, mujeres de largos vestidos y hombres de traje y pantalones anchos sujetando antorchas y tridentes. Ellos las lanzaban uno tras otro hacía Amanda, que las evitaba cada vez con mayor dificultad. Así que Amanda decidió cruzar hacía un jardín para esconderse. Escaló unas rejas oxidadas y cayó dentro del patio. La multitud la buscaba con perros sabueso de colmillos afilados que ladraban furiosos, y ella se escondió detrás de unos arbustos.

—¡Qué alegría! ¡Por fin jugaremos a la piñata de nuevo! Otra niña con la cual entretenernos—escuchó Amanda decir y se cubrió la boca para no gritar.

Amanda sintió el olor a humo y pensó «—Incendiaron el jardín.» Así que salió de su escondite y se subió al árbol de la casa. Tal vez allí estuviera más segura.

La niña le apareció arriba del árbol, ésta vez sin los gusanos.

—Si te atrapan, estás perdida —Emy le ofreció una cuerda—. Date prisa o serás una piñata. Como yo.

Amanda pensó en lo doloroso que sería morir apaleada, atravesada por objetos filosos. Sintió las mordidas de aquellos caninos arrancándole los pedazos de carne. El ardor de las llamas quemando su cuerpo y se decidió. Tomó la cuerda, se la colocó en el cuello y se lanzó del árbol.

Allí, suspendida sobre la calle 57, Amanda pensó que pronto se acabaría todo.

«—Soy una piñata. Pronto estaré llena de gusanos.»

Pero la cuerda se reventó y Amanda cayó al suelo. De su mochila salieron varios cuadernos, algunos lápices y una tijera. En el pavimento, la pequeña Emy la miraba de pie delante de ella y le dijo:

—O tal vez prefieras luchar...



Espero que hayan disfrutado leyendo la historia como yo lo hice escribiéndola. Ésa es mi mayor recompensa.

Saludos, amigos.

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 4 years ago 

Saludos amigo @rennyelias

Buena historia sobre un camino a lo esconocido, la valentía de Amanda la conduce a un mundo donde ahocarse es la mejor opción, cumpliendo con las ansías de la niña Emmy de jugar siendo una piñata.

Gracias por su entrada al concurso.

Participante #43

Hola, amigo @adeljose. ¡Muchas gracias! Realmente me alegra que te haya gustado ¡Ese es un buen resumen para esta la historia!

¡Gracias por la oportunidad y el reto!

Saludos

¡Excelente relato, me encanto! Atrapas a los lectores con ese magnífico escenario, con una historia súper escalofriante. El final... Pobre Amanda, tener que batallar frente a esa multitud de personas.

¡Me encanto tu historia Renny! Y felicitaciones por tu ingreso en las historias de terror :D

¡Amiga, Raqueeeel! :D ¡Me hace muy feliz que te haya gustado! Sobre todo sabiendo que eres tan talentosa contando relatos de terror. Y sí, Amanda la tiene bien dificil...

Saludos

 4 years ago (edited)

Muy buena y escalofriante historia. Me gusta ese final abierto .

¡Hola, amigo @edy.lobo!

¡Muchas gracias por comentar! No sabes lo satisfecho que me siento de saber que te ha gustado.

Decidí dejar un final abierto para que cada quien se imagine y elija si Amanda tendrá éxito o no.

Saludos.

Bastante sorprendente, e interesante, es como repetir nuevamente la historia de Emy...

Tal vez prefiera luchar.

Claro esa pobre pequeña prefirió morir que sufrir.

Amiga @mavibauza, me alegra que te haya parecido sorprendente je, je. Pues sí, la historia se repite, pero quizá, esta vez, con un final distinto.

Saludos.

Le harás una segunda parte?

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