Hola mis queridos amigos feliz sábado!! dejo mi participación en el concurso de la amiga @franyeligonzalez, faltando pocos días para el día de nuestras hermosas madres quiero expresar en estas cortas líneas lo que me inspira dicha palabra. Ser MADRE es sentir amor y cariño por una pequeña persona, aportando consigo valores, para fortalecer la sociedad, con unión, honestidad, cooperación, solidaridad, respeto, puntualidad, entre otros. No hay amor más dulce y puro como el de una MADRE.

Mi Mamá es una gran mujer, no es graduada, ama de casa de lo cual se enorgullece, en su niñéz llevó mucho trabajo, ya que mis abuelos vivían en una pequeña casa en Los Puertos de Altagracia, no tenían una casa estable, mi abuelo vendía pescados y mi abuela atendía una pequeña tienda con víveres y aún así tuvieron 15 hijos, de los cuales tenían repartidos como objetos en diferentes casas de sus compadres o familiares por su situación precaria. Mi mamá y tres hermanos, viviéron durante 9 años en casa de su madrina, ella le enseñó la educación básica, también a limpiar, cocinar, lavar y planchar a personas extrañas sin obtener beneficios, mis tíos en cambio vendían pastelitos por las calles para poder generar ingresos a esa casa y poder alimentarse. De allí mi mamá se cansó del mal trato verbal de su madrina e imploró a mi abuela para que se la trajera con ella al mudarse a Cabimas.

En su adolescencia, mi mamá trabajó un tiempo en un almacén de ropa como vendedora y al mismo tiempo logró estudiar su bachillerato, pero no se graduó porque mis abuelos no tenían buena situación económica, ella se quedaba en casa ayudando a mi abuela y hermanas mayores a cocinar, lavar y vender empanadas en algunas calles para poder comer diariamente, a veces hacían una sola comida. Mi abuelo era vendedor de pescado, pero muchas personas no le pagaban.

A los 26 años después de 10 años de noviazgo, decidió casarse con mi papá, él tenía un buen puesto de trabajo en la empresa petrolera PDVSA en la capitanía del puerto y ya tenían la casa equipada con todo lo indispensable, carro para movilizarse y mi mamá se quedaba sola todo el día hasta que regresara mi papá. Un año más tarde nació mi hermana, once meses más tarde nací yo, y mami siendo ama de casa nos cuidaba con aquel amor y paciencia, nos cantaba, bailaba, nos hacía diferentes peinados, ocho años más tarde nacieron los morochos y mi hermana y yo la ayudábamos a limpiarlos, y a alimentarlos cuando ella estaba ocupada.

Es una mujer incansable, le digo "Mujer Maravillas" no se queja de hacer oficios, ni de lavar, lo que siempre nos repetía era que no la pusiéramos a planchar y todavía nos repite su historia de cuando vía con su madrina. Hoy en día nos enseña el gran valor de la humildad, del cuidado a nuestros hijos, nos da trucos de cocina, nos explica el proceso para hacer algo, nos aconseja y regaña cada vez que puede y nos aconseja que nos mantengamos unidos porque familia que come unida, permanece unida.

Raiza Benedicta Sánchez Acurero es una mujer ejemplar, fué nuestro padre y madre mientras mi papá hacía guardias extras en PDVSA para generar más ingresos cuando estábamos pequeños, nos llevaba a todos juntos a las consultas cuando uno de sus hijos se le enfermaba, nos preparaba cualquiera de sus recetas, a sus cuatro hijos nos enseñó a ir solos al baño antes del año, a leer antes de entrar al primer grado, a los 8 años nos enseñó a cocinar arroz o pasta, nos ponía a ayudarle a lavar para saber defendernos, nos repetía todo el tiempo que debíamos permanecer unidos, no le gustaba dejarnos en casa de nadie.

Siempre nos dice que Madre sólo hay una y quien no la cuida no sabe lo que pierde, y razón tiene en sus palabras!. Hoy que soy madre entiendo sus largas noches de angustia cuando sus hijos se enfermaban, entiendo cuando decía que no tenía hambre y era que no quedaba comida, entiendo cuando se quejaba por el dolor de cabeza por trasnocharse a agarrar agua, en fin... Son tantas las cosas, doy gracias a Dios por darme la dicha de tenerla y pido todos los días porque sea eterna y poder retribuirle el amor incondicional que da a sus hijos.