Muchas emociones me invadieron. Más aún viendo lo desolada que se veía Maturín.

Nós bajamos los cuatro pasajeros que quedábamos en el bus, en la Plaza El Indio. Cerca del terminal y es un punto de referencia para todos.

Mi Caleb venía poquitico. Pálido. Y el mega calor que estaba haciendo que no ayudaba.

Tres intentos MiQue para tomar un taxi. El primero me cobró 20$, el segundo no quería ir para esa zona. El tercero me cobrò 10$. Y por supuesto que me monté.

En la vía nos agarró una tranca por gas. Me estaban persiguiendo je je.

El taxi tomó otra vía.
Cuando llegamos a la casa ya eran las 2:00 p.m y apenas bajándome del carro otra vez el niño vomitó.

Cuando vi a mi casita que notablemente se veía como abandonada mi corazón se empezó a poner chiquito.
MiQue y cuando la abrí fue peor. Casi me da un patatú, un sopomsio, una yeyera. Cómo lo digan. La casa estaba totalmente sucia con polvo amarillo, producto de cuando se metió el agua por el aguacero de septiembre que inundó todo el condominio y hasta desplomó un paredón.

Llevé al niño para que una vecina. No lo podía meter así. Y allí le preparé un suerito. Y lo dejé para ir a limpiar.

Lo primero que hice fue limpiar el cuarto porque yo sabia que mi niño se iba a inquietar y se iba a querer venir.

Y así fue al ratito lo trajeron. Lo dejé en el cuarto y continué tratando de mitigar el polvo. Abrí todas las ventanas y puertas.

Luego me di un buen baño. También al niño. Y comimos comida que yo había traído ya preparada.

Dormimos como media hora. Me levanté y volví a pasar coleto. Mañana me ocuparía de limpiar mejor.

A final de la tarde salí a comprar en un market que está en una de las casas del condominio de al lado.

MiQue el atardecer estaba ardiente.
De regreso me senté un rato en el frente de mi vecina Gleixis.

El niño jugó bastante. Luego nos fuimos a cenar.

Cuando estaba preparando todo para acostarnos, el niño entró en llanto. Lo único que le entendía era que le abriera la puerta.

_{Mi ternura llorando porque extraña su casa en Cumaná. Foto por @pnessy}

Lo saqué creyendo que quería seguir jugando. Pero no mi querido diario. Estaba extrañando su otra casa, sus abuelos, su cama. Se quedó dormido llorando.

Después de acostarlo, revisé que las puertas estaban bien cerrada y le pedí disculpas a mi casita por tenerla así.

MiQue yo venia justamente la semana que anunciaron la cuarentena. Eso hizo puente largo entre nosotros. Luego la falta de gasolina. Por un momento también la falta de dinero para viajar.
Pero ya estoy aquí. Por unas semanas solamente. Pero con mucho amor y calor para darle a la casita.

Ya me voy a dormir mi querido diario. Mañana será mejor.

***

Gracias por tu visita

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