Cuando estaba Chico oía las lúgubres leyendas, del estado Apure, Donde el silbón, la llorona, el hachador perdido, y el hombre sin cabeza tenían el papel principal del miedo Venezolano. Se dice que aquella inmensa sabana de Apure es privilegiada por la tierra que pare macho. Así se etiquetan ellos mismo. Un día cualquiera salí a construir una historia y empecé a recordar la sabana, el llano, obligue a mi pensamiento a entrar en las calles escondida de aquel bulto verde cubierto de bruma, infundiendo miedo. El terror se preparaba para adentrarnos a la ciudad de las momias, mis ojos se toparon con aquel místico lugar en pleno llano.

Era un lugar solitario de silencio estremecedor, con aspecto diabólico que con tan solo mirar sus calles los pelos se ponen de punta. Desconocía a donde estaba, sentí un miedo incólume que se apoderó de mis extremidades, no había ningún alma a quien pedir referencia de aquella expectante ciudad perdida en los caminos aterradores del arcano llano. Fingí en mi sub.-conciente estar seguro y tranquilo, asumiendo que las vírgenes santas y el mismo Dios estaba conmigo.

De repente tome un impulso queriendo huir de aquel lugar infernal y a dar la media vuelta estaba en el centro de la ciudad Maligna. La ciudad del miedo. No sabía que nombre darle aquel lugar, me embargaba el miedo, mi angustia era encontrarme al mismísimo Diablo en aquel desabrio paisaje. Inmóvil tomando la sentencia adecuada en el momento crucial cuando era bombardeado por miles de pensamientos, hasta echarme a morir pasó por mi mente.

Exclame con mucha fuerza, con una firmeza de guerra y dije entre mí, para que me escuchen cualquier alma que moraré en este infierno solitario hasta ahora. ¡Soy juan Hilario! Quien se enfrentó a la Sayona. Y volví a gritar soy ¡juan Hilario! Quien venció al silbón. De respuesta recibí un murmullo estremecedor era algo como si el viento remolca un dolor uuuuuuhoooo y volvió aquel ruido que me paralizó hasta el corazón oooooooooouuuuuuuuuaaa era espantoso el eco que me sujetaba, congelándome como un hielo, pero más infernal fue aquella imagen que se sublimaba al final de la calle, eran unos 2 o 3 cuerpo que arrastraban sus pasos y caminando con sus cuerpos encorvados, pude notar que se repartían el botín entre las secuaces momias.

Mientras más se acercaban corroboraba lo que traían en su manos eran piezas de cuerpos humanos, brazos, piernas, cabeza aun goteaba la sangre, el cual significa que el desmembramiento había sucedido minutos antes. Salí despavorido, dejando el rastro de la orina, estaba invadido por el pánico, era mí muerte así lo pensé en aquella ciudad, pueblo, collado, infierno desconocido.

De repente recibí un fulminante golpe, quedando tendido, eso creo, porque cuando volví en sí estaba en una habitación con personas amigables pero nerviosas, ansiosas pero seguras de cada movimiento. Una femenina y líder de esa manada me lanza ráfagas de interrogantes. ¿Quién Eres? ¿De dónde Vienes? ¿Cuantos más como tú, están afuera?

La agraciada mujer guarda silencio, yo todavía con fuerte dolor de cabeza le respondo sus tres inquietudes, Mi nombre es Juan Hilario, Vengo del Llano, y estoy completamente solo. Ahora permítanme preguntar dos cosas. –Ella me respondió, adelante.

Las interrogantes fueron lacónicas, ¿dónde estaba? Y ¿Qué eran esas cosas horribles con la cual tropecé inmerecidamente? Sin vacilación me respondió tajantemente, -estas en la ciudad de las momias y lo que vistes son demonios vendados carnívoros persiguiendo almas de eso depende su existencia.

Le daba las Gracias al Dios Bendito porque ya no estaba solo, me acompañaban estas personas quienes Vivían en casas subterráneas para resguardarse de los bestias vendadas. Pretendí formalizar una tercera pregunta, pero la líder como si pudo leer mi mente y me dijo no hay manera de vencerlas, ellas Provocan que salgamos a cazarlas, para revertir la estrategia y convertirnos en sus presas. Lo único que las mantienen con vida es la sangre que pueden sustraer de los muertos de miedo cuando se topan cara a cara con los demonios vendados.

Después de pensar en aquella respuesta me recordé que yo soy de la tierra que pare macho de linaje folklórico que venció al silbón, la llorona y al chivato, me dije en mis adentro estos demonios de trapos no van ahuyentar al macho de Juan Hilario quien venció hasta Diablo.

Me encomendé al altísimo y asome mi humanidad al lugar llamado ciudad de las momias y camine en silencio una o dos cuadra, los nervios me atacaron pero tenía que encontrar los medios de salir de allí, de repente un grito desgarrador henchido de sufrimiento se dejó escuchar. Noooooooooooo imagine la escena era uno de los nuestros, siendo devorado por su miedo, de repente otro ruido distintos se apodera de las ondas y transmite el infernal acto de gratitud placentera a degollar al inerte cuerpo. Uuuuhaaaaauuuuu QUIIIIIEEEEROOOOOOO SANGREEEE más SANGREEEEEEEE.

Las bestias vendadas hacían de las suyas, una y otra vez más, ahuyentando a los moradores naturales a cavernas subterráneas como ratas. Se me venia amargamente aquel nombre que inspiraba, rabia, indignación y miedo, La ciudad De las momias carnívoras que sin temor alguno descuartizaban todo lo que a su paso se le atravesaba, no conocían de piedad, devoraban hombres, mujeres, y niños. Malignas momias, perversos monstruos. Nuevamente tuve que salir corriendo y mi humanidad recibió un segundo golpe más fuerte que el primero, esta vez por la contundencia del mismo 3 noches inconsciente luchando con mis propios demonios.

Cuando volví en si, recibí una emboscada tajante y amenazante de reclamo, los nativos taberneros estaban murmurando porque temían que los cuerpos vendados y embalsamados persiguieran mi olor y alcanzarán la madriguera e hicieran de nosotros un festín. Entendí aquella demanda, estábamos solo en aquella ciudad escondida y misteriosa en pleno llano de Apure, donde el folklore es el gentilicio de aquella sabana, en el cual sus espantos fueron sometidos por los vigorosos masculinos del llano hasta el Diablo corrió cuando escucho cantar a cantaclaro mi abuelo.

Me entristecía que Lo único que se concebía fuera esperar agónicamente ser cazado como animales por estas momias carniceras.

Recordé mi estirpe, me llene de valor y empecé a planear el escape y salvar a mis coterráneos humanos, de esta ciudad perversa habitada por los demoníacos especímenes de momia viviente, como un largometraje del cine de terror los muertos viviente come cerebro. Ya no eran 2 o 3, son cientos de ellas que se pasean cuadra a cuadra buscando a quien descuartizar.

Cuando calcule cada detalle de la huida, para proveer de una vida en libertad a mis cautivos humanos, se dejó escuchar nuevamente aquel estruendo horrible, auxxxxxiiliiiooooo, ¡nos encontraron!, exclamaban con degollador desespero, expresiones dolorosas, mis ojos corrieron detrás de aquellos ruidos se encontraron con dantesca escena de carnicería humana, brazos, piernas, cabezas rodaban de un lugar a otro. Por los aires volaban viseras, las momias se hacían del botín, la ciudad era de ellas.

Nuevamente el pavor se apoderó de mí, aquella mujer esbelta cual me interrogó, en mi llegada y quien le debía tal vez este momento horrible por salvarme la vida unos días ante. Estaba en los brazos de su cazador, la momia, en ese instante cruzamos las miradas, agonizante suspiraba, ¡nos encontraron! ¡Juan Hilario Nos encontraron! Pude ver su dolor espeluznante aquel momento cuando pedazo a pedazo la desmembraban, quede allí paralizado se me encimaron 100 de ellas empecé a pegar gritos, patadas y mordisco, cuando volví a recibir sendo golpe en mi cabeza, pero esta vez no me desmayé sino que desperté de unos de mi sueños más horrible.

Mi madre quien minutos antes con un manotón salvó mi vida de aquella muerte despiadada me pregunto qué me sucedía. Solté una carcajada de alegría Jajaja y con un beso gratificante por ser mi heroína le conteste. Me salvaste estaba riñendo por mi existencia en la ciudad de las momias, allí en el medio del llano de Apure, ciudad imaginaria. Una momia en los llanos venezolanos.

Esta historia es ficticia de mi autoría 100% original para steemit Me divertí mucho creando esta narrativa en familia, mi hija Venecia contribuyó con sus dibujos, Samuel colocó los singulares nombres. Quiero agradecer a la comunidad #worldOfXpilar, por tan brillante iniciativa, además al auspiciante @adeljose que sin duda la sacó del parque con esta dinámica. Hasta la próxima.