Hola, querido diario. Son las 11 de la noche y está garuando por aquí. A diferencia de otros días en los que la noche está calurosa, hoy la noche está fresca y suave. En estos días ha llovido en mi ciudad, Cumaná, y creo que en toda Venezuela. Por lo que he leído, esta es época de lluvia, también de aguacate y de maíz. Aunque es común que llueva en estos meses, los cumaneses no somos personas con la cultura del paraguas, ni de chocolate caliente y menos de gruesas sábanas o abrigos. Tampoco la de revisar el techo de la casa: sabemos que hay huecos, pero es cuando llueve.

La mañana para mí comenzó temprano. Como esta semana decretaron una flexibilización general en la cuarentena, quería ir al banco y para ello debía levantarme temprano para no tener problemas con el transporte, pero no me percaté que el alcalde de esta ciudad ha suspendido el transporte lunes, miércoles y domingo. ¡Qué tragedia! Inmediatamente llamé a mi cuñado para que me llevara en su carro, pero no podía porque iba a tratar de echar gasolina. Decidí devolverme a casa.

En el camino vi que había muchas cloacas desbordadas debido a las constantes lluvias y a la falta de mantenimiento. La semana pasada, debimos llamar para que vinieran a destapar una cloaca y los empleados dijeron que solo venían si conseguían gasolina y “algo para llenar el buche”, así dijeron. Los vecinos aportamos paquetes de comida y algo de dinero para pagarles. Al final, vinieron y resolvieron el problema. No sé si todos los sectores tengan la posibilidad de dar comida o dinero, considerando que vivimos en uno de los barrios más pobres de Cumaná y muchos vecinos no tendrán ni si quiera para comer ellos.

Hablando de comida, el almuerzo de hoy fue una bomba: pasta, caraotas y pollo guisado. Los orientales no sabemos mucho de combinaciones en la comida, como le digo yo a mi familia. Jajaja. En mi casa hacen las caraotas dulces y la pasta guisada. Por supuesto, no puede faltar el toque de picante, por lo que a la pasta me gusta echarle pimienta recién molida, que por cierto está bien cara.

Aunque al medio día hubo una “mea mea”, como digo yo cuando la lluvia es intermitente, en la tarde fue cuando se pegó el palo de agua bien fuerte. Y allí fue cuando vimos que toda la casa tiene filtraciones. De hecho, algunas paredes se las mantienen húmedas y se les quita la pintura rápido. Todas corrimos a buscar perolitos, panitas y coroticos para ponerlos debajo de las goteras. Cuando terminamos de poner las panas, mamá dijo que ahora eran más que la última vez. Por lo visto, el tiempo no perdona y todo se deteriora.

Son las 11:28 y la cama me llama. Gracias a Dios por este día, porque flexibilizaron la cuarentena y porque en mi cuarto no hay goteras. Saludos y hasta mañana, querido diario.

Fuente

_{Gracias a #Thediarygame y a @steemiblog por la organización de este reto}

*Todas las fotografías fueron tomadas con mi celular Blu C4CO5Ou. Android dua y trabajadas en Canva