Cuando era niña, era muy unida a mi padre. Digamos que prácticamente era mi héroe, por lo que si estaba yo a su lado, nada podría salir mal. Lo amaba profundamente y lo admiraba más que a cualquier ser humano.

Sin embargo un día, él ya no estuvo más. Mi madre me dijo que él tuvo que irse de viaje, lo cual después de años de muchos llantos, le perdoné. Lo que me dolió realmente no fue que se haya ido, sino que no se despidió de mí. Cuando pude vivir con ello, ya no era una niña.

En todo ese tiempo, me alejé con rotundidad de todo lo que me recordara a él, fotos, películas e incluso de todos los libros que me había regalado hasta el momento. Yo con todo el dolor del alma, los puse a todos en una caja, cerrados con llave. Aunque no los olvidé.

Ayer cumplí 25 años, me reuní con algunos amigos e incluso tuve una videollamada con mi madre. Y al terminar la rutina, mientras botaba a la basura la caja de mi pastel de cumpleaños, recordé muy repentinamente mis libros favoritos, los cuales conservé, a pesar de haberme mudado y del dolor que me causaba el recuerdo de mi padre.

_{Imagen del concurso.}

Abrí la caja y sustraje del contenido un libro con tapa blanda, el cual siempre fue (y es ) mi favorito. Sólo lo observé e iba a devolverlo a la caja, pero al final, un impulso me hizo quedarme con él.

Mi padre y yo solíamos leer (aunque realmente era él quien leía) por las noches y fuera del departamento donde vivíamos. Decía que la noche contenía una magia especial y que la luz de la luna era buena para el espíritu, por lo cual, en un gesto masoquista, decido recrear la escena pero esta vez yo sola.

Al bajar las escaleras de este nuevo departamento, me senté en un pequeño banco cerca de la salida y a la luz de un pequeño farol blanco me dispongo a leer. Las páginas se abren donde se encontraba un marcalibros, típico de nosotros, a excepción de lo que estaba escrito en él, con una caligrafía impecable.

Ellos me querían y tuve que irme. Me aseguré de que perdieran su pista y vivieran tranquilamente, son personas peligrosas. Asuntos de droga, hija. Quería un mejor futuro para ustedes y sólo pude darte lágrimas. Ve a xxxxxxx ahí tendrán noticias de mí. Perdóname hija.

Mandemos a la porra las disculpas. ¿Te has ido para siempre? Le pregunto a la luna pero ella no me responde. No sé si quiera escuchar la respuesta.