La isla se ha convertido en un auténtico oasis en medio del Gran Lago, a diferencia de los oasis tradicionales que son un refrescante lugar para los nómadas del desierto, éste ofrece refugio a los navegantes exhaustos de navegar sin rumbo fijo, después de la Gran Tormenta que causó estragos en toda la redondez de la Tierra.

La cima de la montaña, hoy submarina por el deshielo es un paraíso escondido de frondosa vegetación y fauna de especies insospechadas. Una curiosa de Arca de Noe, de creación espontánea. Las aguas turbulentas al inicio de la Gran Tormenta están ahora apacibles y es increíble sumergirse en ellas y explorar el nuevo mundo submarino, hasta hace poco visible sobre el nivel del Gran Lago.

El agua es un tanto salobre pero apta para el aseo, el riego y los animales. Así la consumimos en los primeros tiempos, pero la generosa naturaleza pronto nos regaló una cristalina corriente de agua que nacida en el Norte recorre toda la isla hasta desaguar en el Sur, la bautizamos como Norte y la cuidamos mucho. Sembramos árboles en sus incipientes cabeceras. Norte es una herencia que queremos dejar robustecida a nuestros herederos.

Los primeros en refugiarse en Oasis fueron algunos pobladores de la montaña, quienes lograron llegar a la cúspide al ver como subía el nivel del agua. A veces discuten sobre quien fue el primero en llegar. Pero, nadie lo sabe con exactitud, porque unos llegaron del Este, otros del Oeste y la mayoría del lado Sur. Tampoco puedo precisar quién bautizó así a la isla, pero lo que sí sé es que la población ha crecido con la llegada de nuevos habitantes, que no salen de su asombro al encontrar este paraíso habitado, donde son recibidos con cordialidad y sabios consejos para su supervivencia y crecimiento dentro de la comunidad. No todos se adaptan, y lamentablemente hay que obligarlos a subir a su barca y que busquen su destino en otros lados. La mayoría regresa cuando descubren que seguir reglas es mejor que estar a la deriva.

¿Cómo llegué aquí? No lo sé exactamente, pero fue en medio de la Gran Tormenta, con mi familia y nuestra mascota. En una pequeña barca en medio de aguas tumultuosas, vislumbramos las copas verdes de los árboles, a la luz de los rayos y remando con remos y brazos, con el vigor que producen la desesperación y la esperanza cuando se suman, nos orientamos en esa dirección y encallamos en el lado Norte, el más abrupto de la isla. Los intensos ladridos de León alertaron a los vecinos más cercanos y brazos solidarios nos rescataron, en momentos cuando el agua recuperó la calma y el fuerte viento se transformó en brisa. Llegamos sin nada, la barca pudo ser restaurada pero las pocas pertenencias que traíamos se perdieron en el Gran Lago. Recibimos lo indispensable y pronto nos integramos como nuevos y útiles vecinos. Ninguno de nosotros recuerda cuando nos subimos a la barca ni de quien era ésta. Algún día llegarán esos recuerdos, pero lo importante es seguir viviendo felizmente en Oasis y dejar huellas significativas para nuestros herederos

Realizamos exploraciones, pero la inmensidad del Gran Lago no nos ha permitido llegar a ninguna costa. Es inexplicable que sigan llegando navegantes ocasionales, quienes son incapaces de dar referencias de los lugares que vienen e incluso del tiempo de navegación. Para evitar sorpresas hemos organizado puntos de observación.

Un factor alentador es que el nivel del agua va bajando aunque aunque muy lentamente. Eso nos regalará mayor extensión de tierra cultivable y ampliará los niveles de exploración submarina que nos permite rescatar algunos objetos útiles para nuestra naciente civilización.

The top of the mountain, today underwater by the thaw, is a hidden paradise of lush vegetation and fauna of unsuspected species. A curious Noah's Ark, of spontaneous creation. The turbulent waters at the start of the Great Storm are now calm and it is amazing to dive into them and explore the new underwater world, until recently visible above the level of the Great Lake.

The water is somewhat brackish but suitable for cleaning, irrigation and animals. This is how we consumed it in the early days, but the generous nature soon gave us a crystalline stream of water that, born in the North, runs the entire island until it drains into the South, we baptized it as North and we take great care of it. We plant trees in their incipient headwaters. North is an inheritance that we want to strengthen our
heirs.

The first to take refuge in Oasis were some inhabitants of the mountain, who managed to reach the top when they saw the water level rise. Sometimes they argue about who was the first to arrive. But, nobody knows exactly, because some came from the East, others from the West and most from the South side. Nor can I specify who baptized the island in this way, but what I do know is that the population has grown with the arrival of new inhabitants, who do not leave their amazement when they find this inhabited paradise, where they are received with cordiality and wise advice for their survival and growth within the community. Not everyone adapts, and unfortunately they have to be forced to get on their boat and seek their destiny elsewhere. Most return when they discover that following rules is better than being adrift.

How did I get here? I don't know exactly, but it was in the middle of the Great Storm, with my family and our pet, in a small boat in the midst of tumultuous waters, we glimpsed the green tops of the trees, in the light of the rays and paddling with oars and arms, with the vigor that despair and hope produce when added together, we turn in that direction and run aground on the North side, the most abrupt on the island. The intense barking of León alerted the closest neighbors and supportive arms rescued us, in moments when the water recovered its calm and the strong wind became a breeze. We arrived with nothing, the boat could be restored but the few belongings we brought were lost in the Great Lake. We receive the essentials and soon we integrate as new and useful neighbors. None of us remembers when we got on the boat or whose it was. Someday those memories will come, but the important thing is to continue living happily in Oasis and leave significant traces for our heirs.

>We made explorations, but the vastness of the Great Lake has not allowed us to reach any coast. It is inexplicable that occasional sailors continue to arrive, who are unable to give references to the places they come from and even the sailing time. To avoid surprises we have organized observation points.

An encouraging factor is that the water level is decreasing although very slowly. This will give us a greater extension of arable land and expand the levels of underwater exploration that allows us to rescue some useful objects for our nascent civilization.

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