VIGÉSIMO TERCER CONCURSO DE ESCRITURA Y PINTURA !! | Mi visita a

Esta imagen del Parque Temático Los Pináculos describe de excelente forma para invitar a visitarlo. Mi novio y yo decidimos pasar el día en el Parque. Ambos somos arquitectos y el concepto de pináculos se lleva allí a la estructura completa. Casi todos son metálicos, pero lo que hace del ambiente un lugar único es la policromía que lo baña todo. Hasta el firmamento parece hoy responder a ese criterio, con sus tonos rosa, oro y violeta; hace el efecto de un domo gigante.

Cada uno de los pináculos tiene su propia forma y policromía, los más afilados parecen lápices de colores, con la punta muy afilada. Otros, los menos, son conos truncados y en su interior tienen diversos servicios al visitante. Su material es un poli amalgamado que permite por su transparencia observar el exterior y recibir sus reflejos. Salas de descanso, restaurantes y servicios sanitarios; además de algunas tiendas con productos básicos, desde cepillos de dientes hasta goma de mascar. También se hay tiendas de corte futurista, en las cuales se pueden encontrar objetos insospechados. Rafael y yo nos divertimos mucho allí con la cama flotante, las lámparas de iones salinos y otros artículos que no voy a especificar porque se me iría el día.

Hay dos hoteles, el Golden situado en los últimos pisos del cono truncado más alto, cuya cima es dorada. Desde el Golden hay vista panorámica de todo el Parque. Es un hotel muy costoso, pero en algunas épocas del año hacen descuentos especiales, aunque igualmente sigue siendo costoso. El otro hotel es más accesible y comparte su espacio con un delicioso restaurante en la Semiesfera. Allí sirven comida internacional y comida vegana. Todo lo que probamos (hay self service económico) estuvo exquisito. Aunque cuidamos nuestra salud y figura, esa noche nos excedimos con la comida. La policromía de los platos exacerba el apetito. La sazón lo mantiene y uno no quiere parar de comer. Afortunadamente, la comida vegana es de fácil digestión.

Las caminerías son grisáceas y pulidas, absorben los reflejos. Es la única parte de color neutro y muy bien pensada pues evita distracciones visuales a los peatones. Olvidé decir, que una vez que se ingresa al Parque se despide uno del automóvil, dejándolo en los estacionamientos mecánicos, ocultos en un grupo de tres conos truncados. El desplazamiento es a pie, a los minusválidos les permiten el uso de sillas de ruedas motorizadas.

Decidimos quedarnos a pasar la noche en la Semiesfera. En la noche disfrutamos del brillo de las estrellas y de la policromía reinante en todo el Parque. El amor le ganó al cansancio y al sueño y nos quedamos dormidos al amanecer, abrazados y felices, mientras sobre nuestros cuerpos desnudos se deslizaban diversos colores producidos por luminarias tipo cocuyos, dispuestos entre la pared y el techo de la habitación.

Al día siguiente, después de un liviano desayuno, caminamos hasta el estacionamiento para irnos, pero se nos antojó subir al pico del lápiz de color más cercano y nos sentimos felices por hacerlo, pues el mirador giratorio a esa cercana al mediodía, nos puso en contacto con las vistas cromáticas más espectaculares que he visto en mi vida. No quería irme. No queríamos irnos, pero la rutina diaria nos llamaba a su nicho. Y con la nostalgia de un día y una noche inolvidables dijimos adiós a Los Pináculos.