Secretos peligrosos| Creando historias semana #14| Secretos que atormentan

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Hace un mes mi familia y yo nos mudamos a una nueva casa, es como antigua. Cuando la vi la primera vez, no puedo negar que me dio un poco de susto porque era como sombría, falta de vida. Desde que nos mudamos entre todos hemos ido haciendo reparaciones, y poco a poco va tornando más agradable.

Desde que llegamos, he estado sintiendo como unos ruidos, especialmente de noche, he visto algunas ventanas abrirse solas. Pero realmente no le he tomado mucha importancia porque es un lugar donde hace mucha brisa.

Lo más extraño es que mis hijos me han comentado que cuando duermen las puertas se les abren, mi esposo me dijo que ha dejado algunas cosas en un sitio y cuando las busca no las consigue, a los días aparece en otro lugar, de hecho, me ha preguntado si yo he agarrado esas cosas y las he puesto en otro lugar.

En estos días bajé al sótano para guardar unas cosas de la mudanza y la puerta se trancó, intenté muchas veces abrirla, nada, golpeé, grité, y menos mal que uno de mis hijos escuchó y me abrió. Esa misma semana salí al jardín y observé que la vecina del frente me miró con cara de susto, intenté saludarla pero se metió a la casa rápidamente. Y pensé dentro de mí: ¡Que vecina tan extraña! Todos los días en la tarde yo solía salir al jardín a tomar aire y regar las plantas, hasta que un día por fin logré coincidir con la vecina de al lado, le saludé y con mucho cariño respondió a mi saludo agradablemente. Me agradó porque no es fácil llegar a un sitio y que nadie te trate. Seguimos coincidiendo, fuimos entablando una buena amistad.

Pasaron los días y así fueron sucediendo distintos acontecimientos en mi casa extraños y peligrosos. Pero somos una familia muy comunicativa, a todo le sacamos una solución y con nuestra alegría fuimos dándole vida a esta casa.

Luego de un tiempo transcurrido, se me ocurrió comentarle a mi vecina Beatriz algunas cosas de las que pasaban en la casa pero no directamente para que no pensara que le estaba diciendo cosas fantasiosas. Pero resulta que cada vez que le comentaba sobre eso, ella se ponía nerviosa, me cambiaba la conversación. Hasta que un día me atreví confrontarla y preguntarle qué pasaba.

Beatriz me dijo: Ay amiga, estas cosas no me gusta hablarlas porque son incómodas, me dan un poco de miedo. Yo le contesté: me estás asustando. Bueno, te contaré un poco pero debes prometerme que me guardarás los secretos que te contaré. - Si claro, respondí. Hace unos años vivía una familia en esa casa, siempre intenté acercarme a ellos, brindarles amistad, pero ellos eran muy misteriosos. Llegaban de la calle y de una vez entraban a la casa, las veces que compartíamos nunca hablaban sobre sus vidas. Nunca supimos de dónde venían ni a dónde se fueron. Yo seguía escuchando a Beatriz con atención. Proseguía Beatriz diciendo: Jorge el esposo de Betty era de ese tipo de hombres que no eran cariñoso ni con Betty ni con su hijo Ismael. Cuando Ismael jugaba con mi hijo, Jorge lo llamaba para que se fuera a casa, no lo dejaba jugar. Un día Ismael comenzó a contarle a mi hijo, cosas que pasaban en esa casa, él decía que sus padres guardaban muchos secretos, y su mamá le tenía miedo a su papá, siempre escuchaba a su papá que le decía a su mamá en el cuarto encerrados, nadie se tiene que enterar lo que pasó, júrame que nadie se enterará. Mi hijo me contó lo que Ismael le dijo. Yo siempre tuve curiosidad de saber que escondían, pero me parecía que guardaban secretos peligrosos.

Un día Betty fue a mi casa muy nerviosa, yo le pregunté: que te pasa, Betty. Ella no podía hablar y me dijo que fue al mercado, sentía que alguien la perseguía, que cada vez que intentaba salir, ella sentía que alguien la observaba y la seguía. Beatriz siguió diciéndome: Ay amiga, yo sentía, que no era que la perseguía alguien si no que su propia conciencia la acusaba, guardaba muchos secretos, vivía como atormentada, todos los secretos que te atormenta se convierten en secretos peligrosos. Yo tragué grueso, y dije: ¿pero qué tiene que ver unos secretos, con que yo pueda sentir algunas cosas en la casa? Beatriz me respondió: es que su hijo se cayó jugando en el tejado, falleció. Ay amiga, yo no sé si se cayó o lo empujaron, nunca supimos, días después de la muerte de Ismael, ellos se mudaron de la casa.

Yo quedé horrorizada por lo que escuchaba decir a Beatriz, y le dije: ¡como de un secreto indefenso, todo puede pasar a secretos peligrosos, de esto a la muerte. Con razón se sentía tan sombría nuestra casa cuando llegamos. Gracias Beatriz por contarme esto, sé que todo esto pasará, todo el que obra bien, le va bien, a nosotros nos irá bien. Nosotros creemos en Dios, nunca ha habido secretos entre nosotros, juntos haremos que todo el mal se vaya, que reine Dios, el amor en ella, por eso en la familia debe haber amor, unión y comunicación.

Gracias equipo de la comunidad #worldofpilar - @adeljose y a todos los que hacen posible estos concursos. La primera imagen con su respectiva fuente, cortesía de imágenes gratuitas pixabay.