En un tranquilo parque, se encontraba un banco de metal que fue sustituido por uno antiguo de madera, testigo silencioso de innumerables historias. Una tarde, una mujer con el pelo negro canoso y mirada serena ocupaba ese lugar con una melancolía en su expresión. Su nombre era Clara, y aquel banco significaba más que solo un lugar para descansar.

Han pasado ya varios años desde que Clara perdió a su marido Martín, que era como se llamaba, El banco en el parque era el escenario de su amor, lugar donde varias décadas atrás se dieron su primer beso, el lugar donde compartían risas, confidencias y sueños. Juntos, observaban el atardecer muchas veces en semana ya que salían a pasear prácticamente todas las tardes por ese lugar.

Clara con la mirada perdida y un poco inclinada hacia abajo, recordaba muchos momentos que habían vivido juntos. Recordaba como Martín y ella charlaban por última vez sobre sus sueños de envejecer juntos, sobre llevar a ver el mar a sus nietos, etc...

Fuente

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Después de que Martín falleciera, Clara encontró consuelo en regresar al parque y sentarse en el banco que había sido su refugio compartido. Allí, sentía la presencia de su esposo, como si su espíritu persistiera aún entre esas barras de hierro e incluso a veces charlaba en voz alta con el como si aún estuviera vivo sentado a su lado.

A veces, al escucharla hablar en voz alta, algunos transeúntes se paraban y le preguntaban si estaba bien o necesitaba ayuda. A lo que ella siempre contestaba; No os preocupéis, estoy hablando con mi difunto marido.
Eso hacía que muchas personas la tomaran por loca, pero... ¿Hay algo mas bonito que sentir que tu marido está ahí al lado tuya como cuando aún vivía y poder hablarle como lo hacían antes.?

Durante años, ese banco se convertía en un simbolo de su eterno amor de Clara hacia Martin. Aunque al sentarse entristecía mucho pero a la vez se sentía contenta de estar de nuevo ahí y poder charlar un rato con su difunto marido
Ella le contaba que había comido, las visitas que le hacían sus hijos con sus nietos y hasta las veces que preguntaba por el abuelo su pequeño nieto de 3 años que aún no entiende como funciona la vida y por qué su abuelo ya no está con ellos. Así se sentía bien y volvía una y otra vez al atardecer como hacía cuando Martin aún vivía.

Invito a mis amigos @rofeliz y @jmkartworks a participar

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Saludos @kikenexum