Weekly Contest, "Creating Stories Week #4". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #4" / La Calle del Miedo.
Weekly Contest, "Creating Stories Week #4". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #4" / La Calle del Miedo
Gracias @adeljose y a la comunidad @WorldOfXpilar @Steemi por la creación de este maravilloso concurso y a @xpilar por el apoyo para desarrollar nuestras historias.
Un hombre sin vida yacía en la acera frente a un almacén de la avenida. Por un costado de su cuerpo semidesnudo, sobresalía un saco sucio donde guardaba latas y cachivaches recogidos de la calle.
La luna brillaba distinta cambiando de formas. Un grupo de murciélagos empezaron a revolotear cerca del cuerpo del infortunado que mantenía una posición extraña; un brazo cruzaba su cuerpo con el pecho boca abajo, el otro pasaba por encima de la cabeza con la mano cerrada en forma de puño; su espalda moreteada, las piernas extendidas, sus pies desnudos y la boca entreabierta con un hilo de sangre seca unida a la acera.
Una patrulla encendida enfocaba las luces contra el cuerpo. El hombre fue cubierto con un trapo improvisado y sin mediar palabras entre ellos lo depositaron en el vehículo.
La noche seguía meciendo las horas entre las sombras de una mujer desgarbada que se fue acercando prudente y precavida.
¡Ey, usted! ¿Qué quiere? -Dijo con voz altanera uno de los agentes inhalando un cigarrillo.
Un poquito de nada -contestó la mujer con una tenue voz.
A las locas las bañamos con agua fría, ¿no es verdad mi sargento?
Y las ponemos a temblar como el mal de San Vito - Concluyeron riendo los dos-.
La mujer vociferaba rabias para sí misma con la mirada distraída en un grupo de hojas secas que se agitaban por la brisa
- Contra el silencio nada se olvida. Asedio y derrota; sangre, dolor y duda. ¿Qué son? - Prosiguió replicando.
Los agentes se desplazaron acechantes hasta la mujer; uno de ellos golpeó el rolo en la palma de su mano; el segundo la amenazó a corta distancia
- ¡Muévete de aquí!, ¡La próxima vez no te salvas!
Temerosa, corrió a esconderse detrás de un quiosco echado al olvido. Las puertas de la patrulla se cerraron de un golpe y sin mayor alarma arrancaron por el flechado contrario de la vía.
Como un fantasma surgiendo de la bruma, la mujer se acercó hasta donde hallaron el cuerpo como si estuviera buscando algo infrecuente en su recuerdo; recogía enseres, reía frenética, daba vueltas…
- Esta hipócrita lata, este miedo obligado… ¡Mi sombra me ataca! … El mar no viaja a ningún lado…,-Siguió repitiendo frenéticamente en círculo.
De un bolsillo de su falda hizo aparecer un spray de color negro. Dándole pequeños golpes al pote comenzó a pintar en la Santamaría del almacén. De pronto se escuchó un frenazo repentino y una voz retumbó como un eco violento por el cuerpo de la mujer que velozmente desapareció en lo más hondo de la oscuridad.
Debatidos por la ebriedad, los agentes retornaron hasta la patrulla irrumpiendo el silencio a toda velocidad.
Por momentos, el viento ondeaba ligeras ráfagas de aire caliente. Un semáforo titilaba cansado. La luna siguió su curso; vislumbraba nostalgias.
Cerca, el siseo discreto de un spray completaba la frase en la pared. No muy lejos de allí, el sonido de un portazo y el de unas pisadas acortaban la distancia hasta la mujer.
De varios lados llegaba el charleo de los sapos; un pájaro, tal vez, confundido por unas chispas eléctricas en las nubes terminó enmarañado en el cableado. Una luz sin brillo apareció como una silueta espectral moviéndose entre los ramajes de los árboles. La mujer, presa de miedo, giró su cuerpo con lentitud
- Falsas apariencias -Se escuchó en susurro una voz grave y alargada como venida de lejos-, el dolor deambula…Habrá que precaverse, nadie retorna a la mañana.
Las nubes reunidas apagaron la luna. La silueta espectral quedó disuelta en la mudez sombría.
Las voces de mando crecieron combinando pisadas sin detenerse mientras el pote de spray giraba tumbado sin rumbo. Una voz de “alto” retumbó en el vacío. Detonaciones a lo lejos acertaron en secreto. El aullido de los perros y el chillido de los cauchos se confundían.
El silencio detuvo el haz de luna sobre una mujer sin vida en los confines de una esquina; Latas y botellas partidas rodeaban su cuerpo.
La madrugada se precipita hacia el día donde la acera se convertirá en la calle y la calle en un camino invadido por cacharros ambulantes, sonidos estrepitosos, mercados y espejismos.
La luna flotaba serena, a nadie dijo nada. Sin tregua, otra razón contrajo la noche.
“No te rindas, La llama de la justica jamás podrá apagarse”, decía en el grafiti, ahora como si nada.
Saludos amigo @joyarub
Excelente contenido, una historia muy viva que puede presentarse en cualquier barriada, donde la maldad no ve vestimenta ni motivos, solo un objetivo basta para hacer derramar la sangre y dejar que la muerte llegue enseguida.
Espero puedas participar en mi concurso activo de esta semana.
Hola @adeljose por tomarte el tiempo para leer mi historia la cual tuvo un dibujo exclusivo para contarla, si las calles a veces tiene un paréntesis a veces poco deseable.