Viaje a lo desconocido / Journey to the unknown. Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #10” / Weekly Contest, "Creating Stories Week #10"

in WORLD OF XPILAR4 years ago



Esta es mi entrada para el concurso Weekly Contest, "Creating Stories Week #10". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #10" de @adeljose

La mañana presagiaba un día tan soleado como el día anterior. El mar se mantenía quieto, calmado, rayando en lo inmóvil; demasiada tranquilidad corroía aún más el humor de la tripulación, llenando sus mentes ociosas de mitos, leyendas, monstruos y terrores legendarios que habitaban las aguas inexploradas que surcaban.

Bajo los constantes crujidos de La gallega, la misa del día transcurrió sin novedad; tras culminar los rituales oficiales matutinos, los marineros en turno comenzaron su ardua labor de cepillar la cubierta y los demás a cumplir sus faenas del día.

El paisaje a babor, similar al del estribor, continuaba siendo el mismo de hace más de un mes, sin ningún atisbamiento de tierra. Las aguas se fundían en el horizonte con el cielo tanto que no se sabía en dónde empezaba uno y terminaba el otro.

Algunos tripulantes aprovechaban para escudriñar, sigilosos, los confines del mundo monótono que los rodeaba, no para encontrar un vestigio de suelo firme sino para anunciar el famoso fin de la tierra plana que muchos conocían, al que probablemente se dirigían. La trágica cascada del nunca acabar; una razón más para volver a la madre patria y abandonar, de una vez por todas, los delirios de una mente ambicionada en descubrir un paraíso idílico e imaginario que los conduciría a un trágico final.

En la chupeta de popa, el grumete esperaba la orden de entrar en la cámara del capitán. El constante repiqueteo en la puerta, finalmente, sacó del trance al Almirante. Le echó una mirada a su reloj. Había pasado por alto las campanadas de la comida. Satisfecho por su trabajo, dio la orden y el despensero entró con el bastimento del día.

Martín contuvo el aliento y sostuvo firme la bandeja, aun así, no pudo evitar el tintineo de los trastes. El Almirante abrió un espacio arrumando el montón de papeles manchados de tinta que inundaban su mesa.

Una vela a medio morir, insistía con su chisporroteo, alumbrando los instrumentos de medición, los cofres, una biblioteca llena de libros y otros artículos que se escondían en los estantes más altos.

Pese a los rumores de un posible motín, el Almirante no mostraba signos de inseguridad. Su rostro duro, su imponente carácter y su acérrima convicción eran imposibles de penetrar. Las rodillas de Martín temblaban mientras esperaba que terminara de ordenar sus instrumentos para disponerse a comer.

El almirante le echó una mirada al magro alimento depositado sobre la mesa, un trozo de cerdo seco, queso emborrado, un par de galletas y un jarra de sidra.

Tras una señal del Almirante, Martín abandonó la habitación.

La provisión comenzaba a despedir un olor rancio. El almirante ya sabía que los alimentos escaseaban y probablemente el suministro de agua dulce, aunque aun era suficiente, ya comenzaba a tener mal olor.

Era evidente que el viaje se había tornado más largo de lo calculado. Sabía del error de la aguja del compás y lo había corregido con la experticia adquirida de otros exploradores y aunque registraba menos cantidad de leguas navegadas en la bitácora, sabía que tarde o temprano, los capitanes del par de embarcaciones que lo acompañaba se darían cuenta que había excedido la distancia que prometía encontrarse con la región de las Indias.

Un nuevo día junto a las constantes plegarias, trajo una corriente de aire proveniente de los vientos alisios les dio la fuerza necesaria para sacarlos de su estado estacionario y monótono, elevando nuevamente la moral de la tripulación.

El temprano avistamiento de una tierra imaginaria les dio prometió una ilusión que pronto se esfumó con los últimos vestigios de esperanza.

Pronto, la mente de algunos oficiales junto con la de otros marineros comenzaron a confabular un plan para tomar el control de la nave y dar por terminado el viaje a lo desconocido.

Por la noche, extendidos en la cubierta, ocultos bajo una cúpula negra pintada de millones de pequeñas estrellas, arrullados al vaivén de las olas, diferentes murmullos justificaban un plan de acción

-- Es urgente que demos vuelta atrás. El despensero me ha confirmado que de no ser así, no tendremos la suficiente agua ni las provisiones para llegar ni siquiera a las Canarias.

-- Tampoco sabemos a lo que nos enfrentaremos, si es que llegamos a algún lugar- agregó la voz del contramaestre.

-- He oído de gigantes de un solo ojo que de un mordisco pueden arrancarle la cabeza a un hombre.

Frase que estremeció los cuerpos de los que escuchaban sin opinar.

-- Fenómenos de un solo pie y seres sin cabeza con los ojos sobre los hombros. El solo verlos los hará perder la cordura.

-- La poca que nos queda- completó el grumete bajo su cobertor.

-- !Callaos ya! - escarmentó Juan, el maestre y propietario de la nave

-- Nada de eso se compara con la fortuna que obtendremos. Seremos tan ricos que nos hará falta vivir 100 vidas para gastarnos las riquezas que nos corresponderá a cada uno.

Y con ese pensamiento final, todos hicieron silencio ante las maravillas que prometía una vida de lujos inmensurables.

El día abrió tras una barrera gigantesca de algas que entorpecía la navegación y aunque representaba un obstáculo que debía ser bordeado, desviándolos de la ruta que seguían, les brindó un menú de crustáceos y carne fresca de tonina que alegró los ánimos y los estómagos.

Era evidente para el Almirante, que el hecho no solo representaba un cambio en profundidad sino también indicaba la presencia cercana de tierra firme.

Una parvada de aves marinas al noroeste y otros indicios que traían las corrientes marinas, corroboraron las suposiciones del Almirante.

Sin embargo, aún faltaba una semana para dar con el descubrimiento que el Almirante esperaba.

Los vientos los condujeron hacia el suroeste y muy pronto la barrera de sargazos desapareció así como también la paciencia de la tripulación. Los días transcurrieron, el hambre hacía estragos y la monotonía rayaba en el cansancio.

En la madrugada, después de haber transcurrido el período de 3 días que había solicitado el Almirante antes de dar marcha atrás, los tripulantes decididos amenazaron con amotinarse.

El aviso que llegó desde una de las naves que llevaba la delantera y que de hecho era la más rápida, disipó la discordia que reinaba en La Gallega, cambiandola por una esperanza real

-- Tierra a la vista- confirmaron los tripulantes de las 3 naves errantes.

Arrodillados dieron gracias al único Dios que conocían.

Descubrimiento que no solo abría las puertas a un nuevo mundo, sino también daba origen a un paradigma que cambiaría la vida de la humanidad para siempre.

Si deseas participar en este tipo de concursos, visita el siguiente link:

https://steemit.com/hive-185836/@adeljose/weekly-contest-creating-stories-week-10-concurso-semanal-creando-historias-semana-10

Gracias por leer mi post ^_^



This is my entry for the @adeljose’s **Weekly Contest, "Creating Stories Week #10"

The morning presaged a day as sunny as the day before. The sea was still, calm, bordering on motionless; too much tranquility further corroded the mood of the crew, filling their idle minds with myths, legends, monsters and legendary terrors that inhabited the uncharted waters they plied.

Under the constant creaking of La gallega, the day's mass passed uneventfully; after completing the official morning rituals, the sailors on duty began their arduous work of brushing the deck and the others went about their chores for the day.

The landscape on the port side, similar to the starboard side, remained the same as more than a month ago, with no glimpse of land. The waters merged on the horizon with the sky so much that one could not tell where one began and the other ended.

Some crew members took the opportunity to stealthily scan the confines of the monotonous world around them, not to find a vestige of solid ground but to announce the famous end of the flat earth that many knew, to which they were probably headed. The tragic cascade of the never-ending; one more reason to return to the motherland and abandon, once and for all, the delusions of a mind ambitious to discover an idyllic and imaginary paradise that would lead them to a tragic end.

In the stern bowsprit, the cabin boy awaited the order to enter the captain's chamber. The steady tapping on the door finally brought the Admiral out of his trance. He glanced at his watch. He had missed the chimes for the meal. Satisfied with his work, he gave the order, and the pantryman entered with the day's provisions.

Martin held his breath and held the tray steady, even so, he could not avoid the clinking of the dishes. The Admiral opened space by crumpling the pile of ink-stained papers that flooded his table.

A half-dead candle insisted with its sputtering, illuminating measuring instruments, chests, a library full of books, and other items tucked away on the higher shelves.

Despite rumors of a possible mutiny, the Admiral showed no signs of insecurity. His hard face, imposing character, and staunch conviction were impossible to penetrate. Martin's knees trembled as he waited for the Admiral to finish tidying up his instruments and get ready to eat.

The Admiral glanced at the meager food deposited on the table, a piece of dried pork, some cheese, a couple of crackers, and a jug of cider.

At a signal from the Admiral, Martin left the room.

The provision was beginning to give off a rancid odor. The Admiral already knew that food was scarce and probably the supply of freshwater, although still sufficient, was already beginning to smell.

It was evident that the voyage had become longer than calculated. He knew of the error of the compass needle and had corrected it with the expertise acquired from other explorers and although he recorded fewer leagues sailed in the log, he knew that sooner or later, the captains of a couple of ships that accompanied him would realize that he had exceeded the distance that promised to meet the region of the Indies.

A new day, along with constant prayers, brought a current of air from the trade winds that gave them the necessary strength to bring them out of their stationary and monotonous state, raising the crew's morale once again.

The early sighting of an imaginary land gave them the promise of an illusion that soon faded with the last vestiges of hope.

Soon, the minds of some of the officers along with other sailors began to concoct a plan to take control of the ship and end the voyage into the unknown.

At night, stretched out on the deck, hidden under a black dome painted with millions of tiny stars, lulled to the swaying of the waves, different murmurs justified a plan of action

-- It is urgent that we turn back. The pantryman has confirmed to me that if we don't, we won't have enough water or provisions to reach even the Canaries.

-- We also don't know what we will face, if we get anywhere," added the boatswain's voice.

-- I have heard of one-eyed giants that can bite a man's head off with one bite.

A sentence that shook the bodies of those who listened without giving their opinion.

-- One-footed freaks and headless beings with their eyes on their shoulders. The very sight of them will make them lose their sanity.

-- The little that we have left,- completed the cabin boy under his cover.

-- Shut up now! - said Juan, the master, and owner of the ship.

-- None of that compares with the fortune we'll make. We will be so rich that it will take us 100 lifetimes to spend the riches that will accrue to each of us.

And with that final thought, everyone fell silent at the wonders promised by a life of immeasurable luxury.

The day opened behind a gigantic barrier of seaweed that hindered navigation and although it represented an obstacle to be skirted, diverting them from the route they were following, it provided them with a menu of crustaceans and fresh bottlenose dolphins meat that brightened spirits and stomachs.

It was evident to the Admiral that this not only represented a change in-depth but also indicated the nearby presence of dry land.

A flock of seabirds to the northwest and other indications brought by the ocean currents corroborated the Admiral's assumptions.

However, they were still a week away from the discovery the Admiral had hoped for.

The winds drove them to the southwest and soon the sargassum barrier disappeared and so did the crew's patience. The days passed, hunger raged and the monotony bordered on exhaustion.

In the early hours of the morning, after the three-day period, the Admiral had requested before turning back had elapsed, the determined crewmen threatened mutiny.

The warning that came from one of the ships that had the lead and was in fact the fastest, dissipated the discord that reigned in La Gallega, exchanging it for a real hope

-- Land in sight - confirmed the crews of the 3 wandering ships.

Kneeling, they gave thanks to the only God they knew.

A discovery that not only opened the doors to a new world but also gave birth to a paradigm that would change the life of mankind forever.

If you would like to participate in this type of contest, visit the following link:

https://steemit.com/hive-185836/@adeljose/weekly-contest-creating-stories-week-10-concurso-semanal-creando-historias-semana-10

Thanks for reading my post ^_^

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 4 years ago 

Saludos amigo @jadams2k18

Una historia con gran suspenso, cuando se veía acabado y la desesperación se hacía presente en la tripulación, el grito deseado llegó, Tierra, llegamos a la tierra prometida.

Gracias por su entrada al concurso.

Participante #38

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