A veces me pregunto si realmente sabemos amar, porque creemos que amamos cuando somos capaces de hacer cosas maravillosas por hacer sentir bien a otros, nos preocupamos por satisfacer las necesidades de los que se supone amamos y consideramos que damos lo mejor para los beneficiarios de ese amor.

La realidad es que es común ver casos en los que amamos a los demás, mas que a nosotros mismos, me incluyo en esas estadisticas, porque al igual que ha un gran numero de personas he sido capaz de olvidarme de mi misma.

Y es que tenernos amor propio implica aceptarnos y valorarnos como somos, y no todos estamos conscientes de ese inmenso valor que tenemos, asi como de lo único y especiales que somos.

Cuando existen vacíos emocionales cuesta mas recordar ese amor propio, porque simplemente en nuestro entorno familiar no nos enseñaron lo que era ese amor y ese valor.

La realidad es que poco nos enseñan a amarnos sino que el amar es como si fuera algo externo y no algo que esta lleno de subjetividad. Ya que no podemos amar a los que nos rodean si no amamos hacia nuestro interior.

Amor propio tiene que ver con el autoconcepto, la autoimagen, el autocuidado, la autoestima. Amarnos a nosotros mismos.

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos visto entrar en crisis al amor propio, cuando nos descuidamos nuestro cuerpo, y hasta la salud se ve afectada; cuando permitimos que situaciones de estrés y los conflictos nos hagan daño, alterando nuestro bienestar emocional.

Dejamos a un lado ese amor propio cuando le damos a otros la autoridad de hacernos daño, de burlarse, de maltratarnos e incluso por supuestamente amar a otros aceptamos situaciones de vida dolorosas y toxicas que son clara evidencia de que dejamos de amarnos.

Hemos dejado a un lado ese amor propio al convertirnos en madres y volcamos todo ese sentimiento en nuestros hijos, pero hay que recordar que mamas felices hacen mas felices a sus hijos.

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