NUEVO CONCURSO | "Una imagen, una historia"

in WORLD OF XPILAR4 months ago

¡Hola a todos!

Esta es mi participación en el concurso Una imagen, una historia de @franyeligonzalez.

A mí me gustan los relojes así que, al ver la imagen propuesta para la historia, enseguida quise escribir algo aunque no sabía cómo desarrollarla. Luego de unos minutos, organicé mis ideas y les di la forma que ahora les comparto. Espero que mi aporte les guste.


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Imagen tomada del post principal

Fuente


Reemplazo

Hace años un amigo en la escuela al que le gustaba leer, me dijo que los países tienen diferentes husos horarios. Al ver mi cara, él me dijo que husos significa que tienen horas y días diferentes. Mientras la conversación avanzaba una idea se mal formaba en mi cabeza. Digo mal formaba porque el tema era muy abstracto para mí. No tenía forma ni sentido.

Al llegar a casa busqué en un diccionario enciclopédico la palabra usos y no encontré nada que tuviera vinculación directa con lo que mi amigo me dijo. Después, busqué husos con hache en el tomo correspondiente y junto a la palabra, se mostraba un mapa del mundo con divisiones imaginarias de diferentes horas y tiempos.

En ese punto, empecé a darme cuenta de que cuando en mi país era de día en algún otro era de noche o de madrugada o el sol apenas se estaba ocultando.

Algunos años más tarde, mientras buscaba una cinta adhesiva para sellar un tubo roto de plástico, me encontré con los relojes de mi mamá. Ella se levantaba temprano para ir a trabajar y, reloj que se echaba a perder, reloj que acababa en el cajón de cosas viejas y rotas.

El montón de relojes me miró con dolor, como si quisieran que los salvara. Los tomé todos, les compré pilas y mecanismos nuevos y los eché a andar otra vez. Mientras desayunaba una mañana me acordé de mi amigo y, después de lavar los platos, busqué las horas de diferentes ciudades del planeta y le asigné una a cada reloj.

El reloj que quedaba más a mi izquierda era la hora de Caracas y el de más a la derecha correspondía a la hora de Samoa.

Cuando mi novio vio la mesa en la oficina que tengo en casa, me preguntó:

—¿Qué pasó aquí? ¿Perdiste un vuelo o algo?

—No, no es nada. Un nuevo pasatiempo.

Una mañana, mientras hacía transcripciones para alguien, noté que el reloj que se correspondía a Kuala Lumpur se detuvo. Yo sentí la urgencia de reemplazar la pila enseguida. ¡Qué enseguida! ¡De una buena vez! Guardé lo que tenía hecho del documento y corrí al abasto a comprar una pila doble A, la desvestí apurada y la inserté en la ranura. El tiempo de la ciudad del sudeste asiático volvió a correr, según las horas de Nueva Delhi y Hong Kong le correspondía las nueve y quince de la noche.

Cuando recuperé la compostura, hice café y seguí trabajando. Cuando envié el documento me puse a ver videos para relajarme y una idea tortuosa me asaltó: ¿qué tal si otro reloj se vuelve a parar? Me levanté y fui a comprar más pilas. De vuelta en la casa las oculté para evitar que, en caso de que Fabián, desesperado porque el control remoto se quedara sin pilas, tomara de las mías.

Cuando alguno de mis medidores de tiempo se detenía, yo le ponía el reemplazo enseguida. De la misma forma, me aseguré de tener suficientes pilas para no sentir la desesperación de tener el aparato sin funcionar.

Una tarde, Fabián volvió de conseguir cosas para la cena y venía acompañado con Miguel, el esposo de una vecina. Los dos se pusieron cocinar mientras escuchaban el programa de deportes desde el televisor de la sala. Yo trabajaba en la computadora y la lista de reproducción se había detenido por lo que escuchaba el programa y las conversaciones de ellos.

—No se oye bien lo que dicen —dijo Fabián mientras amasaba.

Miguel dejó los ajos y corrió a tomar el control para aumentar el volumen.

—No funciona el control —dijo Miguel— ¿Dónde tiene tu novia las pilas?

—¿Qué pilas? —preguntó Fabián sin entender. Él no es bueno haciendo dos cosas a la vez. En este caso, cocinar y escuchar al mismo tiempo.

—Las que ella siempre compra cuando va a la bodega. La señora Tica dice que compra tres de las doble A casi cada vez que va.

Mi estómago empezó a subir y a bajar en un intento por hacer respiraciones profundas para mantener la “calma”. Mientras castigaba las teclas del computador fantaseaba con caer a las patadas a la vieja lengua suelta.

—Amor, —Fabián entró en mi oficina sin que yo me diera cuenta— no maltrates el aparato, por favor.

—Sí, perdona —dije con el tono más dulce que tenía a mi disposición.


Quiero agradecer a @franyelisgonzalez por la propuesta e invitar a participar a @evansros11, a @xaske y a @esvisionaria.

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CONGRATULATIONS!!

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«El único modo de hacer un gran trabajo es amar lo que haces» Steve Jobs.

Hola hola querido amigo, muchas gracias por tu entrada, una historia muy interesante jejeje, sino me equivoco puedo notar algo de obsesión y pues es normal a veces nos ocurre que debemos aferrarnos a lago para poder superar otras cosas o yo lo veo así, es como llevar un vacío, obviamente no es nada bueno porque todas las obsesiones o adicciones no traen buenos resultados.

Saludos, excelente trabajo! 😉

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