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Corría el año 28 y las cosas iban bien, la economía del país era excelente. Tanto es así que podían estar en una plaza conversando y leyendo el diario. Por la paz y seguridad de la época, se les llamaba los "felices años veinte" o la "era del jazz", caracterizados por un aumento en la producción industrial, un aumento en el consumo y un aumento en la especulación financiera.

Era una época de grandes banquetes y fiestas suntuosas. Los ricos hacían fiestas populares con manjares exquisitos y celebraban durante días. La gente, llena de regocijo, creía que haber salido de la más cruel recesión por fin les dio la vida de reyes.

La ropa a medida y de alta costura era majestuosa y para trajes y vestidos de época, lo más glorioso. La elegancia era la nota diaria.

Además, los autos de lujo, donde los estilos eran soñados, sumaban todo lo que la época podía dar como la mejor calidad en tapizados y accesorios de lujo. Otra cosa común de la época eran los viajes en crucero.

En esta opulencia y vida relajada, sin sobresaltos, vivía Charly, que era un corredor de bolsa de valores. Ahí hacía sus inversiones y eran todas ganancias. Hasta que descubre un fallo de mercado. Ve que hay sectores que empiezan a quedar en desigualdad y que otros están con cuentas al límite. Así que al ver este balance comercial, decide poner todo a la caída. Lo que era una gran suma empieza a desequilibrar los mercados financieros y espera y espera. Al final, se derrumban los mercados y esto trae pobreza y depresión, pero Charly se queda con una fortuna incalculable.

Así que él y su gente siguen de fiesta y con los lujos, pero el país está arruinado. Lo citan en la justicia para que explique lo que ocurrió. Charly va a la justicia y explica que vio el negocio y lo tomó.

Lo acusan de guardarse información sensible de la nación y lo llevan a la cárcel y confiscan todos sus bienes. Así, Charly, de hacer algo que creía normal de su negocio, ahora lo despojan de todo y cae en lamento, porque lo que considera una estafa pone un abogado para que lo ayude a salir y logra salir. Ve la pobreza extrema que hay en todos lados, esto lo pone muy triste y se cree responsable. No puede soportarlo más y va y se cuelga de una soga. Cuando lo encuentran, está muerto. La gente ni le da importancia, ya que casi no se consigue alimento para el día a día.

Así pasan las cosas, la riqueza parece ser distante en la humanidad o ser de lapsos de tiempo y esquiva para la mayoría. Será por personas como Charly que hacen cosas en el mercado que la mayoría no entiende y esto afecta a todo el país. Lamentablemente, esto existe en casi todas las naciones y la política es una fábrica de pobres o asalariados con poco alcance económico. Y nos quedamos mirando cómo la riqueza siempre está lejos y no nos alcanza. La trampa de ser humano es que nos auto frenamos y no podemos hacer nada para cambiarlo y nos pasa la vida como una neblina confusa con un camino cerrado. Despertar y actuar sería la gran batalla mental para que la vida no sea una poción de nada.