"Una imagen, una historia"/Por @gemamedina

in WORLD OF XPILAR28 days ago

Hacía mucho frío. Las noches cada vez eran más heladas y así como hacía frío en la casa, así mismo me sentía yo, helado, congelado, no solo en mi cuerpo, en mis manos, sino en mi espíritu, en mi alma. Veía a mi alrededor y solo había disgusto en los rostros de mis padres, y una gran tristeza en la mirada de mi hermana menor, que temblaba cada vez que los dos alzaban la voz en señal de desacuerdo y desaprobación.


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Fuente Pixabay

Cada vez era más tensa la situación. Mi hermanita, María Claudia, acurrucada en una esquina, escondía la cabeza entre sus piernas. No entendía bien lo que pasaba, su corta edad no se lo permitía, pero sabía que había algo que nos atormentaba a todos. Yo lo único que me atrevía a pensar era que se habían vuelto locos entre tantos alaridos y posiciones contrarias.

Después de cenar, y de ver un rato la tele, ya casi todo listo para ir a dormir tranquilamente, comenzaron los reclamos de mi padre. Últimamente, esto se había convertido en una situación recurrente. Y todo venía del hecho de que mamá, después de habernos tenido a mi hermana y a mí, y ver que ya estábamos más grandes, y saber que podíamos quedarnos con la abuela en la casa, había decidido retomar sus clases de Ingeniería en la universidad, después de estar fuera de ella por unos cuantos años.

Papá no podía entender eso; solo quería que mamá se quedara en casa, cuidándonos, haciendo los quehaceres, las compras, las diligencias al médico. Ella, por su parte, se empeñaba en que debía culminar sus estudios. Y nada le sacaba esas ideas de su cabeza.

De allí venían los problemas. La actitud autosuficiente de mi padre lo llevaba a decir que con lo que ganaba bastaba y sobraba para mantener una vida holgada y cómoda, sin aprietos económicos, y en la que todas las necesidades de alimentación, educación y vivienda estaban resueltas.

Mamá, con firmeza, no compartía ese punto de vista. Por el contrario, argumentaba que ella tenía que aportar también, que ya faltaba poco para comenzar la tesis de grado y no quería ser una carga en la vida de esposa junto a él.

Tenía sus razones muy bien fundamentadas, trataba de explicarlo con calma, con dulzura, pero mi padre, con su actitud conservadora comentaba: "Tu papel está en la casa, o es que acaso no te acuerdas que así ha sido desde que nos casamos". Con determinación decía que no era necesario que mi abuela se ocupara de la casa y de los niños cuando ella estaba en plenas condiciones para hacerlo.

Luego, venían los largos silencios. Mi madre con orgullo defendía su posición. No dejaba que la venciera la frustración. Y yo, solo, me aferraba a la ventana, como queriendo que alguien me viera desde afuera, que entrara a la casa y me ayudara a encontrar un remedio a este conflicto que se presentaba todas las semanas y que parecía no tener fin mientras mi padres no llegarán a un acuerdo que nos devolviera la paz que tanto nos hacía falta, para seguir juntos, adelante.

Invito a participar en esta amena actividad a

@leigth
@doriscermeno27

Aquí les dejo el enlace

Sort:  

Un hombre celoso, temeroso de que su mujer ya no le necesite.
Continúa papá y lo pierdes todo. Qué egoísta y anticuado se puede ser. Cruzo los dedos para que no enferme o lo despidan.

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Así es, realidades anacrónicas que debemos erradicar. Saludos y me encanta tu gato, tengo uno igual.

Hola querida amiga, muchas gracias por tu entrada, vaya, una historia que aunque no lo creamos todavía puede ser muy común porque aún vemos este tipo de pensamiento machista. Aún vemos este tipo de conflictos y sino otros en las parejas, y cuando hay niños es algo que se vuelva traumático.

Saludos, disculpa la tardanza. Que tengas un bonito domingo.🌷

Saludos, querida amiga. Sí, el machismo es muy fuerte en el mundo y hay que saberlo para poder combatirlo y erradicarlo. Feliz domingo igual para ti.

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