¡¡NUEVO CONCURSO!! | "Una imagen, una historia"/ Por @gemamedina

Ese día tomamos el auto y nos dirigimos al campo. Una vez allí, descendimos del auto y nos dispusimos a dar una caminata por el lugar, exploramos la zona durante una buena parte del día. Habíamos ido en busca de aventura en contacto con la naturaleza virgen, allí donde la pisada del ser humano fuera lo menos frecuente.

Pasamos todo el día explorando el campo, observando las formas del paisaje, los animales silvestres que aparecían de tanto en tanto.
No íbamos con ánimo de cazar, puesto que todos los que asistimos a este paseo somos de fuertes tendencias conservacionistas, por lo que nada más alejado de nuestro pensamiento que disparar un arma de fuego para hacernos del cuerpo de algún animal, de su piel, o de cosas así por el estilo.

Llevamos buena provisión para pasar el día, fiambres, pan, frutos secos, agua. Además de eso, mucha agua y bebidas energizantes porque sabíamos que la aventura sería extenuante. Previmos, como todo buen grupo excursionista, en llevar una carpa, buen abrigo, lumbre y algunas herramientas como martillos, clavos, cuerdas, en el caso de que por alguna razón debiéramos improvisar algún refugio en medio de los matorrales.

También fuimos cuidadosos en la escogencia de la vestimenta que usaríamos. Para ello, seleccionamos buen calzado, pantalones fuertes, camisetas frescas debajo de las camisas manga larga, por si el calor nos obligaba a quitárnoslas durante el día, lentes de sol, cachuchas y gorras, para protegernos del sol o de algún chubasco que se pudiera presentar. No olvidamos los largavistas, una brújula y fuertes impermeables.

Con todos esos implementos a la mano nos dispusimos a atravesar la llanura. Fue todo un acontecimiento para nosotros, ya que era la primera vez que en el grupo de excursionistas que habíamos organizado durante un año, nos adentrábamos en un paisaje similar. Ya habíamos explorado algunos sitios montañosos, rocosos y playeros, no menos interesantes que este al que nos enfrentábamos en este día.

Entre tanto caminar y observar, transcurrió la jornada. Ya un poco exhaustos decidimos que era hora de regresar al auto para volver a la ciudad. Faltaban pocas horas para el atardecer y teníamos el tiempo justo para el retorno antes de que nos sorprendiera la noche. Recogimos los implementos, dejamos el lugar impecable, cuidadosos de no dejar rastros de basura y desechos.

De repente, el tiempo comenzó a cambiar. Vimos como a lo lejos el cielo se tornó gris, a la par que se alumbraba con los intermitentes replandores de los relámpagos acompañados del fuerte sonido de los truenos. Sabíamos que no podíamos detenernos más y partir antes que la lluvia y la tormenta nos alcanzaran. Subimos todos al auto y nos alejamos a toda prisa, debíamos salir de allí lo antes posible.

Así fue. No estábamos muy lejos de la carretera que nos conduciría a nuestras casas. Después del susto, llegamos contentos, listos para seguir con nuestras próximas excursiones, siempre en contacto con la naturaleza.

Aprovecho para invitar a que se unan a este reto a @vamprsjr y a @laerke .

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