Catalina era una joven alocada que le gustaba salir con regularidad a disfrutar con sus amigos. Pero en la mayoría de los casos desobedecia a su mamá en la hora de regresar. Para ella siempre fue un juego decir una hora y aparecer ya al amanecer, si su mamá la llamaba no le respondía o simplemente apagaba el teléfono para ella eso era un juego divertido y le servía para burlarse de su mamá con sus amigos.

Maria Julia su madre siempre vivía angustiada porque en su mente siempre se hacía una película sobre el regreso de su hija. Además en los sectores cercanos se hablaba que habían encontrado a dos mujeres víctimas de un asesino que aún nadie había visto.

Esa situación la aterraba por eso siempre parecía sonámbula caminando por la casa hasta que su hija llegaba, si antes el sueño la vencía.

Ese domingo le avisaron a María Julia que debía viajar muy temprano por cuestiones de trabajo, así que hablo muy seria con su hija que realmente necesitaba estar tranquila para salir a ese importante trabajo temprano.

Catalina le dijo que saldría con unas amigas, pero solo iban por unos helados pero regresaria temprano y efectivamente así fue, llegó a las diez y ambas se fueron a dormir.

De madrugada cuando ya se estaba arreglado para salir Maria Julia, feliz porque por fin su hija le había cumplido. Se dirigía a su cuarto a preguntarle si quería viajar con ella así pasarían tiempo juntas.

En ese momento escucho un ruido, pero cuando paso por el cuarto de su hija se percató que Catalina no estaba, sintió un escalofríos y comenzó a llamarla, el teléfono timbraba y parecía que cortaban, le escribió por WhatsApp pero aparecía desconectada. Se desespero y le envío una nota de voz diciéndole.

Catalina hija no sabes el sobresalto de mi corazón al no encontrarte en tu cuarto, solo responde y dime qué estás bien, hija es lo único que quiero saber.

Pero no había respuesta, Maria Julia temblaba de la desesperación salió a la puerta en su espera, las calles estaban vacías y de repente se sintió extraña parecía que el mundo se detenía.

Y después de un instante había mucha gente en la calle, se escuchaban muy cerca las sirenas de una ambulancia, su cuerpo se quedó pasmado pensó que algo le había pasado a su hija, quería correr pero no podía solo sentía que el frío la paralizaba.

Trataba de gritar pero no podía, hasta que escucho la voz que tanto esperaba.

¡Esa es mi mamá!

Era Catalina y corría hasta donde estaba ella, pero estaba llorando, la sintió cerca y quería abrazarla, estaba feliz porque su hija estaba bien. Pero no sabía que pasaba solo sintió que la joven tomó su mano maltratada, sucia con las uñas agrietadas y la levantó para abrazar su cuerpo ya sin vida.

Nadie supo que sucedió solo que María Julia estaba en la puerta de su casa en la madrugada esperando a su amada hija y la encontraron en el jardín tirada, y se había convertido en la tercera víctima de un asesino fantasma, el cual solo dejo a su lado el teléfono con el que esa madre hizo su última llamada.