El cielo estaba vestidos de un azul plata, habían muchas luces brillantes en el firmamento. Era el anochecer pero con tanta iluminación parecía que ya estaba amaneciendo.

De pronto, pasó un reflejo inmenso que pareció caer en mar. Todos estábamos maravillados por el espectáculo, algunos decían que a lo mejor era una estrella fugaz y debíamos pedir un deseo.

Creo que sí debimos pedir el deseo, que esto no hubiese sucedido. Porque al cabo de unos minutos, salió a la orilla, una máquina que parecía tener grandes tentáculo, con una serie de compartimentos.

Para nuestra sorpresa comenzaron abrirse las compuertas y salieron organismos, que se arrastraban, porque no tenían forma definida, pero cuando iban avanzando hacia las personas adoptaban la forma de los organismos con los que rozaban, conchas, algas, lombrices, y cuánto minúsculo animal con los que se topaban.

Esto creo pánico y todos comenzamos a correr pero el fin era inevitable, esas masa amorfas, se apoderaron de las personas que estaban cerca. Corrimos a casa pero me detuve por un instante y observé que mientras más se movían las personas los organismos lo encontraban con mayor facilidad y le dije a mi esposo y mi hijo que debíamos estar tranquilos un rato.

Por la ventana veíamos como se apoderan de nuestros vecinos. Fue entonces cuando decidimos movernos hasta la nave que los había traído. Allí todo estaba tranquilo, ya no habían organismos. Notamos que los tentáculos reposaban sobre una base inmensas y decidimos entrar, mi esposo que ha sido buzo marino toda su vida, fue primero y encontró una abertura como un canal por el que pudimos entrar.

Era increíble lo que había dentro: una gran cantidad de criaturas, entre algunos animales de nuestro planeta y seres de otros lugares, era fascinante parecía un mundo diferente en aquel lugar, se acercaron con precaución y miedo, por un momento nos sentimos como los seres más peligrosos entre todos esos organismos.

Mi hijo comenzó a jugar con unos pequeñines que parecían pelotas y todos se veían alegres. Así fue que los demás se fueron acercando y nos mostraron unos planos como especie de dibujos antiguos, en donde se apreciaba que el hombre era el destructor del mundo. Allí entendimos porque esos seres mostraron tanto miedo al vernos.

Entendimos que el lugar era el refugio que los mantenía a salvo de los peores seres que existían en el universo, los seres humanos.

Desde ese momento, decidimos quedarnos con ellos y mostrarles que no todos somos malos y destructivos pero con tantas evidencias en sus planetas no ha sido una tarea fácil, no sabemos qué pasó con los demás, que quedaron en el planeta tierra, solo que ahora formamos parte de la cantidad de especies que se salvaron de un mundo que ha sido limpiado.