A Adela le gustaba admirar la naturaleza, cuando iba a escuela en las horas del recreo se sentaba al lado de las flores para observar su belleza.

Cuando llegaba a casa su madre le contaba historias de cuando ella tomaba algunas flores muy pequeñas y cuando acercaba su tallo a la boca podía probar el néctar dulce.

La niña escuchaba con atención, pero a la vez gran curiosidad por probar el néctar del que su madre le hablaba.

Esa mañana cuando llego a clases, las flores estaban más hermosas, así que arrancó algunas para llevarlas a su madre, pero la inocencia y la curiosidad se apoderaron de ella y llevo uno de los tallos a su boca, pero el sabor de esta flor era amargo, y le dejo una sensación extraña en los labios

En el trascurso de la mañana Adela comenzó a sentirse mal, devolvió el alimento del desayuno y tenía mareos hasta que se desmayo.

La llevaron al hospital, pero nadie sabía lo que le había pasado, a penas sus signos vitales respondían.

Cuando su mamá llegó, la niña solo alcanzo a decirle.

Mami, todas las flores son hermosas pero algunas son amargas y pueden hacerte sentirte mal. Ten cuidado con las que están en mochila.

Revisaron su bolso y allí estaban algunas flores que había recogido para su madre. Revisaron y tenían fuertes toxinas y fue entonces cuando supieron que la niña se había envenenado por una linda flor que había probado.